La influenza H5N1, conocida previamente como influenza aviar, representa un riesgo bajo para la salud pública en México, según expertos. Sin embargo, su impacto potencial en la salud humana y animal, así como en la producción alimentaria, exige una vigilancia constante. En palabras del vocero del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos Emergentes (PUIREE) de la UNAM, “No es una situación de alarma, sino de vigilancia. Debemos seguir monitoreando su evolución”.
A nivel internacional, el pasado 6 de enero, un hombre de 68 años falleció en Louisiana, Estados Unidos, tras contraer H5N1 por contacto con aves de traspatio y silvestres. Afortunadamente, en México no se han reportado casos en humanos o animales, gracias en parte al Sistema de Vigilancia Centinela implementado desde 2006. Este sistema monitorea infecciones respiratorias graves y ambulatorias, con especial atención a virus como COVID-19 e influenza.
Mauricio Rodríguez Álvarez, especialista en epidemiología, destacó los riesgos asociados con el consumo de leche no pasteurizada de vacas infectadas con H5N1. Este hábito, además de transmitir el virus, puede facilitar otras enfermedades como tuberculosis y brucelosis. Por ello, recomendó priorizar el consumo de productos pasteurizados y evitar la leche "bronca" o cruda.
Asimismo, se hizo un llamado a los trabajadores agrícolas y ganaderos para que reporten cualquier síntoma de enfermedad respiratoria, especialmente si están en contacto con animales enfermos. La pronta detección y notificación son fundamentales para prevenir la propagación de infecciones y garantizar la salud pública. Aunque el riesgo es bajo, México mantiene su compromiso con la vigilancia epidemiológica y las medidas preventivas necesarias.