Durante años, ha existido el debate sobre si los teléfonos móviles podrían causar cáncer cerebral. Sin embargo, una revisión reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha concluido que no hay evidencia sólida que respalde esta afirmación.
El origen de esta preocupación data de 2011, cuando la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasificó las ondas de radiofrecuencia emitidas por los celulares como "posiblemente cancerígenas para los humanos". Esta clasificación se basó en estudios observacionales limitados y no concluyentes, pero la noticia causó alarma en la población.
¿Qué dicen las investigaciones más recientes?
Una revisión exhaustiva de más de 5,000 estudios, encargada por la OMS, confirma que no existe una relación clara entre el uso de teléfonos móviles y un mayor riesgo de cáncer cerebral, incluso después de más de una década de exposición. El análisis incluyó diferentes tipos de cáncer, como tumores cerebrales, leucemias y tumores de glándulas salivales, y no encontró un aumento significativo del riesgo por el uso prolongado de estos dispositivos.
¿Qué tipo de radiación emiten los celulares?
Los teléfonos móviles emiten ondas de radiofrecuencia (RF-EMF), un tipo de radiación no ionizante. A diferencia de las radiaciones ionizantes, como los rayos X o la radiación ultravioleta, las RF-EMF no tienen suficiente energía para dañar el ADN o las células humanas. De hecho, estas ondas son similares a las utilizadas por redes WiFi y Bluetooth, las cuales tampoco presentan riesgos para la salud.
Aunque algunos estudios, como el proyecto Interphone, han sugerido una ligera correlación entre el uso intensivo del celular y ciertos tipos de tumores, estos hallazgos no son concluyentes. En general, el consenso científico actual es que no existe un vínculo sólido entre los teléfonos móviles y el cáncer.