"En Morelos existen cerca de 350 especies registradas de hongos silvestres, de los cuales, 45 son comestibles que se preparan y se consumen de diferentes formas”, comentó Alejandro García Flores, director del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), al presentar el artículo Del bosque a la cocina: los hongos comestibles silvestres, que forma parte del número 48 de la Revista Inventio. La génesis de la cultura universitaria en Morelos.

Esto ocurrió en el marco de los Jueves Editoriales que realiza la Dirección de Publicaciones y Divulgación de la UAEM.

Alejandro García destacó que algunos de los hongos comestibles en Morelos son las escobetas, los hongos azules, los clavitos, las pancitas, las trompas, las orejas y sombreros de cazahuates, que fueron los más consumidos en diferentes formas de preparación derivado del conocimiento culinario de las comunidades rurales.

El director del CIB mencionó que esta diversidad de especies de hongos comestibles, se pueden observar en la temporada de lluvias de los meses de junio a agosto, sobre todo en las cabeceras municipales de Huitzilac, Tepoztlán, Tlayacapan, y como un referente importante, en el mercado Adolfo López Mateos de Cuernavaca.

Es el corredor biológico Chichinautzin, área protegida de bosque, con gran captación de agua, en donde se registran las distintas especies de hongos comestibles, además se proveen de bienes y servicios a las comunidades rurales campesinas, desde la producción oxígeno y la captura de dióxido de carbono, así como distintas funciones desde las ecológicas, medicinales, culturales y económicas.

IMPACTOS

Sin embargo, Alejandro García señaló que este corredor biológico padece fuertes impactos que ponen en riesgo la proliferación de especies de hongos, como son la creciente expansión urbana y agrícola, la deforestación y el diseño de proyectos de infraestructura carretera, entre otros.

Elizur Montiel Arcos, profesor investigador del CIB y coautor del artículo, destacó que en 1994 se formó el grupo micológico de Morelos, pionero en el estudio de los hongos cuyos integrantes han comprobado de forma científica las propiedades de los hongos con alta calidad nutricional como lo muestran los resultados generados en el Laboratorio de Micología del CIB.

Montiel Arcos refirió que “de las 45 especies de hongos comestibles en Morelos sólo consumimos seis, debido al temor de que otras especies pudieran ser venenosas, de ahí la necesidad de generar mayor conocimiento, identificación en campo y estudio de sus características físicas, pero, sobre todo, macro y microscópicas”.

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