Gran revuelo e indignación causó en el curso de los últimos días el nefasto y criminal accidente vial que le costó la vida según se sabe, a una pequeña indígena tzotzil de apenas dos o tres años de edad, inmisericorde y miserablemente traída de los rumbos de su grupo étnico tal vez sola o acompaña-da por algún otro familiar para ser explotada por los criminales tra cantes de humanos, en Cuernavaca... Según se recuerdala pequeña sorteaba bajo las condiciones de su total ignorancia por razón de su edad la incesante vialidad de la Glorieta de La Luna, espacio de alto peligro para todos los transeúntes por la inmensa cantidad de vehículos que por ahí transitan, unos con su lentitud como algunos autobuseros, otros con sus premuras, prontitudes y desesperaciones, como lo son cientos de conductores de todo tipo de automotores... La pequeña fue arrollada por la unidad del presunto responsable, de quien poco o nada se sabe, como tampoco de la otra indígena mayor que ella quien presuntamente la vigilaba y controlaba para su explotación en la vía pública pidiendo limosna por su real presencia como niña miserable por su pobreza reflejada en todas las imágenes de su pequeña persona y vestuario... El cuerpecito sin vida quedó tirado en el asfalto sin identidad y sin mayor nombre que el de “la niña atropellada y muerta en la Glorieta de La Luna”... Según las autoridades judiciales ofrecieron, prometieron y comprometieron como siempre, que iban a investigar para dar con los presuntos responsables de su descuidada protección, sus explotadores y el presunto responsable del accidente, quien para su desgracia tendrá que cargar en su conciencia con la muerte de esa pequeña criatura... ¿A dónde fue a parar ese cuerpo inerte...? ¿Quiénes fueron a identificarla...? ¿Quiénes fueron a reclamarla...? ¿Se le dio cristiana sepultura...? Todo parece indicar que éstas y otras cuestionantes no tienen respuesta y por lo tanto simplemente quedarán en la omisión y el olvido... Desde luego, “por los inoportunos, apremiantes e insolentes cuestionamientos” de los ‘compas’ periodistas, las autoridades tanto judiciales como responsables de brindar atenciones y servicios sociales fueron obligadas a salir a la palestra para hacer sus declaraciones, que por éste, como muchos más casos por el estilo en cuánto a la explotación de personas, salieron a ‘babear’ sus mentiras, promesas y compromisos que nunca cumplirán... Por igual o en peores condiciones los del DIF municipal de Cuernavaca “atejonados” para que no les salpiquen las responsabilidades que por éste y decenas de más casos por el estilo en la citada explotación, les corresponde no sólo atender, sino prevenir y resolver para que los menores niñas y niños dejen de seguir siendo carne para la explotación por parte de los criminales que bien tienen identicados los de la autoridad gubernamental y municipal pero se hacen de la vista gorda para frenarlos, contenerlos y detenerlos... Estos, en lujosas camionetas a diario esparcen por la ciudad a las decenas o centenas de explotados a quienes tienen como esclavos escondidos, refugiados, mal vestidos y peor alimentados en determinados cuartuchos vecinderos céntricos de Cuernavaca y otras ciudades donde los esparcen, bajo la omisión, contubernio y solapamiento de la indigna autoridad que debe detenerlos y consignarlos... Esta explotación humana de los indígenas menores y mayores de edad es “viejo hábito permitido, tolerado y encubierto” por las autoridades correspondientes, que deben proceder a la inmediata estructuración de programas de protección social por cuánto a alojamientos, vestuario, alimentos y acceso a la enseñanza, en ánimo de darles mejor destino y vida a todos los humanos tracados sustraídos de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y otras latitudes... Ahí queda la denuncia, a ver que hacen los de Derechos Humanos y los DIF es junto con otras estructuras oficiales que tienen vela en este entierro, más allá del de la niña atropellada... Por igual, este señalamiento e incitación para que participen sin politiquerías, va para las ONGs’ que también tengan vela, tras el entierro de la pequeña indígena... ¡Ahí la dejamos! ¡Hasta mañana que será un día más!
