¿Alguna vez has sentido algo intenso pero no supiste ponerlo en palabras? Para muchas personas, esa experiencia no es una excepción, sino una constante. Se trata de la alexitimia, un fenómeno psicológico que dificulta identificar, expresar o incluso comprender las propias emociones. Aunque no es ampliamente conocida por el público, se estima que afecta hasta al 15 % de la población mundial.
Cuando el lenguaje emocional no existe
La alexitimia no significa que una persona no tenga emociones, sino que no logra reconocerlas ni verbalizarlas. Los individuos con este rasgo suelen tener un lenguaje emocional pobre, se centran más en los hechos que en los sentimientos y a menudo recurren a descripciones físicas para expresar lo que les ocurre: “me duele el pecho” en lugar de “siento ansiedad”.
En muchos casos, esto se acompaña de síntomas físicos persistentes como dolores de cabeza o problemas gastrointestinales que carecen de una causa médica clara. Es lo que se conoce como somatización emocional, una vía que el cuerpo utiliza para procesar lo que la mente no puede.
¿A qué se debe?
Según especialistas en psicología clínica, la alexitimia puede tener múltiples causas:
• Factores genéticos o neurológicos, que afectan las áreas cerebrales implicadas en el procesamiento emocional.
• Experiencias traumáticas tempranas o entornos familiares donde no se fomentaba la expresión emocional.
• Comorbilidad con otros trastornos, como el espectro autista, la depresión o el trastorno por estrés postraumático.
Los expertos coinciden en que el fenómeno, aunque no figura como un trastorno independiente en manuales diagnósticos como el DSM-5, está ampliamente documentado en la práctica clínica.
La falta de conexión emocional tiene un costo. Las personas con alexitimia enfrentan dificultades en sus relaciones interpersonales, ya que pueden parecer frías, indiferentes o inexpresivas, aun cuando no lo sean. Además, corren un mayor riesgo de ansiedad, depresión y trastornos psicosomáticos, al no contar con mecanismos emocionales adecuados para regular el estrés.
¿Tiene solución?
La buena noticia es que la alexitimia puede abordarse con terapia. Especialistas recomiendan:
• Terapia cognitivo-conductual, para trabajar en la identificación de emociones básicas.
• Terapias centradas en el cuerpo o en la conciencia interoceptiva (reconocimiento de señales internas como respiración o pulso).
• Entrenamientos específicos en alfabetización emocional, especialmente útiles en adolescentes o adultos jóvenes.
La clave está en reaprender a sentir con conciencia, conectando mente y cuerpo a través del lenguaje emocional.