Cuernavaca, Morelos.- América Vallejo, una ama de casa con dos hijos, vivió momentos de angustia cuando después de hacerse los exámenes pertinentes de COVID-19, vino la comprobación de la existencia del coronavirus SARS CoV-2, pues al principio ella no creía, pero por solidaridad cumplía las reglas. 

“Recibí una llamada telefónica de la clínica de Tlaltenango, donde me hice los estudios para saber si tenía COVID. Recuerdo que m mis dos hijos estaban justo a mi lado cuando me dieron la terrible noticia. Me puse a lloran y sentí un miedo terrible. Pensé que iba a morir, temí más por mis hijos al pensar con quién se iban a quedar; me despedí de ellos y de mi pareja. Hasta pensé en ese momento hacer de una vez mi testamento”, recuerda.

El viacrucis empezó en julio pasado, relata América, “empecé con dolor de ojos, los sentía muy calientes y con muchas lagañas; tenía fuertes escalofríos, tos, dolor de garganta; perdí el sentido del gusto y el olfato, también sentía opresión en el pecho y falta de aire; cansancio, dolor de cabeza y mareos.

“Así que al otro día, el 10 de julio, me fui al médico, a la clínica de Tlaltenango, a que me hicieran las pruebas del coronavirus”.

Al terminar “me dijeron váyase a casa y póngase en cuarentena, pues tiene los síntomas. Posteriormente, el 15 de julio, me hablaron para decirme que ciertamente tenía el virus alojado en mi cuerpo. Fue una terrible noticia, me impactó demasiado, pero reaccioné rápido. Hice la maleta de mis hijos y le dije a mi pareja llévatelos con sus abuela y tú también vete”, comenta América.

Pudo contagiarse en el transporte

Y así empezó su confinamiento. “Yo pienso que adquirí el virus en la ruta cuando me trasladaba a mi trabajo; había mucha gente sin el cubrebocas, no usaban el gel que trae el vehículo y no tomaban la sana distancia. Reían y platicaban como si nada pasara. Ahí, creo yo que me contagié”.

América experimentó lo peor. Describe que durante la cuarentena sentía que se moriría. “Me quedé sola en casa, pero siempre me acompañó mi perro fiel, Peluche.

“Por las noches pensaba que podría morir, pues me faltaba el aire y pensaba que si se dormía podría dejar de respirar”, resalta.

“Nunca deje de orar y pedirle mucho a Dios que me ayudara a resistir. Quería seguir viviendo para mis hijos, los amo mucho, y ellos fueron mi motor junto con mi pareja y mi familia; me apoyaron en esos días difíciles, también mis vecinas y mi suegra, todos ellos vieron por mí llevándome comida y apoyo moral. Solo me resta decirte que gracias a Dios sobreviví al COVID-19”, celebra América Vallejo. 

"Al principio estaba renuente a creer en la existencia del virus. Seguía por compromiso ante la sociedad con esas medidas, ya vez que en algunos lugares ya no te dejan pasar si no las cumples.”  América Vallejo

Por: Luis Flores / luis.flores@diariodemorelos.com

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