Indudablemente algo que molesta a la sociedad es verse afectada por la injusticia o la arbitrariedad; esto más cuando esos peculiares fenómenos sociales provienen de un funcionario público o de gente que amparados en algún cargo, ejerce de manera abrupta e indebidamente su voluntad afectando la esfera personal y hasta los derechos de otra persona.

Relatamos lo anterior por tres sucesos que estuvieron presentes en las redes sociales durante el fin de semana y de los cuales las consecuencias tuvieron -al menos hasta hoy- finales diferentes.

El primero, fue el retardo que los pasajeros del vuelo 198 de Aeroméxico sufrieron ante la petición de la entonces Secretaria de SEMARNAT, para demorar el despegue y con ese retraso, poder abordar el vuelo.

El segundo, a nivel estatal, fue el escandaloso y lamentable video de supuestos asesores del Diputado Federal morelense, José Guadalupe Ambrosio Gachuz, de Morena, que en pleno estado de ebriedad y prepotencia desbordada, agredieron a unos vecinos en el poblado de Chipitlán, lanzando objetos, dañando automóviles y “amenazando” con concretar una llamada telefónica, a no sabemos quienes, para hacer sentir su “influencia” contra quienes se desquitaban ferozmente.

Traemos estos dos ejemplos como simple muestra que no a todos se mide por igual en los ámbitos de la 4T morenista y aquí vamos a las particularidades: a la Secretaria de Medio Ambiente federal, se le pidió su renuncia y esta aceptó en su carta, que “este gobierno no tolera los privilegios en beneficio personal de los funcionarios públicos”.

En el caso de los supuestos colaboradores del Diputado Federal de Morena, no sabemos nada. Por ello es importante que se realice una investigación en el Grupo Parlamentario de Morena que comanda el Diputado Mario Delgado Carrillo y si esos personajes son gente que cobra en el Congreso Federal, lo mínimo que deberían hacer es medirlos con la misma vara que la ex Secretaria de SEMARNAT, separarlos del cargo y hacerles pagar los daños causados.

A lo que vamos y este es el tercer punto que las redes traen al análisis, es que en Morelos como en México, no debemos tolerar la prepotencia y el abuso del poder de los funcionarios públicos, pero consecuentemente, el Gobierno Federal no debe tolerar en aras de la “política de no represión”, el permitir que en el ejercicio de su deber, a nuestro Ejército Mexicano lo maltraten delincuentes en flagrancia, sin que los militares puedan defenderse.

Los tres sucesos trajeron consecuencias distintas, aunque para efectos de qué le sirve más a México, los ejemplos trajeron resultados de impacto social que debemos cuidar.

¿Por qué en México sigue habiendo funcionarios que demoran vuelos a su antojo? Porque hay empresas que operan con privilegios a unos cuantos o por el miedo de éstas a recibir presiones desde el poder. ¿Por qué en México existen funcionarios que alteran el orden público, amenazan y destruyen el patrimonio ajeno? Por la impunidad y el antecedente de que a ellos, como a otros, no les pasará nada. ¿Por qué en México los delincuentes no respetan a la autoridad militar? Porque saben que no hay consecuencias si agreden a los militares; porque abusan de una orden sobre las tropas, de no reprender a nadie en el ejercicio de su deber, a pesar de estar siendo atrapados en flagrancia, agrediendo a los militares y despojándolos de sus armas.

Si queremos hacer país, hay que cuidar el ejemplo. Que cada quien se haga responsable de sus acciones es algo de lo que más cuesta a la sociedad mexicana hacerse cargo; esperemos que el Gobierno haga lo propio para que existan consecuencias de todos los hechos que merezcan sanción y corrección, que las sanciones no sean selectivas y que por el contrario, el criterio siempre se encamine a fortalecer un ambiente de respeto a los derechos de todos y una plena cultura de la legalidad.

Por: Guillermo Amerena Betancourt / amerenaguillermo@gmail.com

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