CONTRAINFORME. Con sendas manifestaciones, habitantes de Cuernavaca le echaron en cara al presidente municipal José Luis Urióstegui la inseguridad y la falta de servicios públicos, como el de agua potable.

Por la mañana, vecinos de Humboldt y Cuauhtemotzin protestaron por la violencia y los delitos en la zona, que ayer cobraron la vida de una profesora al ser despojada de su camioneta.

A esta manifestación se sumaron sus compañeros de trabajo y familiares, quienes pedían justicia por el asesinato de Nayeli, maestra de la escuela Aquiles Serdán.

Por la tarde, en medio de su informe, llegaron vecinos del Barrio Gualupita, quienes se dijeron engañados por la autoridad; todo el año han sufrido de desabasto, y solo envían tandeos cuando se cierran calles.

En ese sentido, desconfiaron de lo dicho en el informe de Urióstegui sobre inversión en agua potable, ya que no se ve reflejado en sus domicilios, de ese barrio y otras zonas.

En cuanto al asesinato de la maestra durante el robo de su camioneta, el alcalde dijo que fue un hecho circunstancial y que no pueden estar en todas partes; sin embargo, no solo fue en este hecho, sino en todos.

No hubo detenidos del robo, aunque las cámaras del C2 ubicaron el vehículo en alguna vialidad, porque tampoco Seprac indicó por dónde se le vio circular.

Urióstegui Salgado pretendió dar la imagen de un alcalde abierto, dispuesto a la crítica, cuyo gobierno tiene como condición escuchar a la gente; pero olvidó que en realidad es un gobierno cerrado, que a cada petición de los ciudadanos pone por delante “no hay dinero”, y se deslinda de la responsabilidad propia y del trabajo de sus funcionarios.

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