La guerra comercial liderada por Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump ha encendido alarmas en diversos sectores de la economía mundial. Entre ellos, la industria audiovisual, uno de los pilares culturales y económicos globales, se encuentra en el ojo del huracán. Los recientes aranceles y políticas proteccionistas no solo afectan bienes tangibles, sino que también podrían tener un impacto profundo en el ecosistema cinematográfico internacional.
Un contexto de reconstrucción y proteccionismo
Trump, en su afán de reconstruir la economía estadounidense, ha impulsado medidas que favorecen a las empresas locales y restringen las importaciones. Esta ofensiva, dirigida inicialmente a sectores como el automotriz y la alimentación, ha generado incertidumbre sobre cómo se verán afectados otros ámbitos, especialmente aquellos que dependen de la colaboración y el intercambio cultural a nivel mundial. La industria cinematográfica, históricamente dependiente de la cooperación entre países para la producción, distribución y promoción de sus contenidos, se ve amenazada por un nuevo escenario global menos favorable a la apertura comercial.
Impacto en la producción y distribución audiovisual
Diversos expertos han manifestado sus preocupaciones acerca de cómo estas políticas podrían alterar el delicado equilibrio del sector audiovisual. Si bien algunos, como John McVay, director de Pact en el Reino Unido, señalan que hasta el momento no se han observado efectos directos sobre los servicios de producción, el panorama podría cambiar drásticamente en el mediano plazo. La presión para que la producción se reubique en Estados Unidos podría desencadenar un éxodo de proyectos internacionales, afectando la diversidad creativa y la calidad de las producciones.
Alice Enders, experta en comercio, alerta sobre un posible golpe en el área publicitaria, un componente crucial para la financiación y promoción de las películas. La reducción de la inversión publicitaria podría traducirse en menores presupuestos y una disminución en la capacidad de competir a nivel global. Además, las concesiones tecnológicas, vitales para la realización de efectos visuales y distribución digital, también podrían verse comprometidas por las restricciones arancelarias.
El retorno a una “edad de oro” nacionalista
Otra dimensión preocupante se relaciona con la posibilidad de que el proteccionismo de Trump impulse a las productoras estadounidenses a reorientar sus actividades internamente. Un experto anónimo de una asociación comercial ha expresado que, aunque los aranceles no afecten directamente la producción audiovisual, es casi seguro que habrá una presión para que las actividades se centren en territorio estadounidense. Este movimiento podría marcar el inicio de una nueva era de aislamiento cultural, en la que Hollywood intente revivir su "edad de oro", pero a costa de limitar la diversidad y el intercambio de ideas que han caracterizado a la industria durante décadas.
Olivier Henrard, subdirector general del Centro Nacional de Cine de Francia, ya advierte que este enfoque agresivo podría desplazar el equilibrio global, afectando a productores y creadores internacionales que han contribuido al auge del cine contemporáneo.
La clave: adaptación y regulación en la era del streaming
En medio de este ambiente de incertidumbre, figuras como Matthew Deaner, CEO de Screen Producers Australia, subrayan la importancia de establecer un marco regulatorio sólido para las plataformas de streaming. La revolución digital ha cambiado radicalmente la forma en que consumimos cine y televisión, y un entorno regulatorio robusto podría ser la herramienta necesaria para contrarrestar los efectos negativos del proteccionismo. Garantizar la continuidad de la colaboración internacional y la libre circulación de contenidos es fundamental para preservar la vitalidad de la industria cinematográfica.
Un futuro incierto para la industria cinematográfica global
Si bien aún no se han materializado consecuencias inmediatas y palpables, el espectro del proteccionismo de Trump se cierne como una amenaza latente sobre Hollywood y el sector audiovisual global. La interconexión y la cooperación internacional que han permitido el florecimiento de la industria cinematográfica podrían verse comprometidas en un entorno de creciente aislamiento. Los desafíos que se avecinan requieren no solo respuestas inmediatas, sino también estrategias a largo plazo que promuevan la adaptabilidad y la innovación en un mercado cada vez más volátil.
En resumen, el proteccionismo salvaje y los aranceles impuestos por la administración Trump representan un riesgo tangible para la industria cinematográfica. A medida que la economía global se reconfigura, el cine y la producción audiovisual se encuentran en una encrucijada, enfrentando la posibilidad de una transformación profunda que podría alterar para siempre las dinámicas de un sector tan vital y emblemático de nuestra cultura.