Guadalajara, Jalisco. Una polémica confesión en redes sociales ha sacudido a la capital jalisciense: Naomi Sofía Figueroa Álvarez, excolaboradora del Ayuntamiento de Guadalajara, admitió que participó en un ritual de santería en el que se sacrificó a un perro. El motivo, según sus palabras, fue “para quitarse a sus enemigos del camino”.
Durante una transmisión en vivo por TikTok, Figueroa describió el acto: “Yo, por ejemplo, tuve que hacer un sacrificio muy grande… le cortaron a un perro para que me quitaran a mis enemigos del camino. Así que todos van a caer” —relató, haciendo un gesto como si se cortara el cuello.
Se llama Sofía Figueroa Álvarez. Es servidora pública en Guadalajara, Jalisco, y confesó que tuvo que matar a un perro porque practica la santería.
A través de tiktok, Sofía aseguró que lo hizo para que le quitaran a sus enemigos del camino.
Según el diario Reforma, los… pic.twitter.com/i9AtPh0u7j
(@rbarriosfuentes) June 9, 2025
¿Quién es Naomi Figueroa Álvarez?
De acuerdo con medios locales, Figueroa fue contratada en marzo de 2025 como colaboradora especializada dentro de la Dirección de Colmenas y Centros de Cuidado Comunitario en Guadalajara. Su puesto formaba parte de la Coordinación General de Construcción de la Comunidad, y recibía alrededor de 18 400 pesos mensuales brutos, con prestaciones.
Aunque en un principio el gobierno municipal deslindó responsabilidades —indicando que ya no estaba en nómina desde finales de mayo—, la transmisión trascendió ampliamente y provocó una exigencia inmediata de investigación por maltrato y sacrificio animal.
Entre la fe y la legalidad
La santería es una tradición espiritual de raíces afrocubanas (Orishas) que, en algunos de sus rituales, contempla ofrendas animales. Sin embargo, en el estado de Jalisco, la Ley de Protección y Cuidado de los Animales y el Código Penal local prohíben expresamente el sacrificio injustificado de animales, incluso con justificación religiosa. Las penas pueden ir de seis meses a tres años de prisión, además de multas equivalentes a miles de pesos.
Este caso no solo enfrenta la creencia religiosa con las normas civiles, sino que expone un vacío en la regulación: ¿cómo proteger la diversidad espiritual sin permitir actos crueles contra seres sensibles?
Reacciones y controversias
Organizaciones protectoras de animales han exigido una investigación y sanciones inmediatas. El caso también generó debate en redes: mientras algunos defienden la libertad de culto, otros califican el acto de inaceptable y cruel.
Expertos en religiones comparadas han señalado que los sacrificios animales han sido parte de los rituales en muchas culturas, pero en sociedades modernas, este tipo de prácticas se vuelve cada vez más inaceptable, especialmente en territorios donde ya no están reconocidas formalmente. La pregunta clave es si la fe justifica la crueldad.
¿Qué sigue?
El Ayuntamiento de Guadalajara y la Fiscalía General de Jalisco están bajo exigencia pública para esclarecer los hechos. El video captado en vivo será clave en el expediente, junto con el testimonio de Figueroa Álvarez. El proceso que inicie podría marcar un precedente para casos futuros donde la libertad religiosa y los derechos animales entren en conflicto.
En un país donde las creencias populares conviven con un creciente compromiso ético respecto a la vida animal, este caso encarna un dilema urgente: ¿cómo reconciliar nuestras prácticas religiosas más profundas con los derechos que exige una sociedad moderna?