La creciente internacionalización del Kpop preocupa a seguidores que señalan una disminución del contenido en coreano, cambios en la estética visual y una menor carga emocional en la música.


En medio del auge global del K-pop, una parte de su base de fanáticos ha comenzado a manifestar su preocupación por una posible pérdida de identidad dentro del género. Frases como: “ya no suena igual” o “parece música occidental” se han vuelto frecuentes en redes sociales, donde usuarios debaten sobre la transformación que ha vivido esta industria en los últimos años.
Durante más de dos décadas, el K-pop se caracterizó por su fuerte arraigo en la cultura coreana, tanto en idioma como en narrativa visual y musical. Sin embargo, a partir de la década de 2020, las grandes agencias han impulsado estrategias cada vez más orientadas al público internacional, lo que ha derivado en una serie de cambios significativos.
Menos presencia del idioma coreano
Uno de los aspectos más comentados es el aumento de producciones musicales completamente en inglés. Lo que solía ser una excepción, ahora se ha convertido en una práctica común. Grupos como BTS marcaron esta tendencia con éxitos globales como “Dynamite” y “Butter”, seguidos por TXT y otros artistas de la nueva generación. Si bien esta estrategia ha facilitado el acceso a nuevos mercados, también ha generado críticas por alejarse del componente lingüístico que originalmente distinguía al K-pop.
Cambios musicales: menos intensidad vocal y emocional
Los seguidores también han señalado una transformación en la estructura de las canciones. Se percibe una disminución en la presencia de puentes vocales intensos y notas altas, elementos que antes ofrecían momentos de gran carga emocional. Ejemplos clásicos como “I” de Taeyeon o “Good Day” de IU son mencionados como referencias de una etapa donde la complejidad vocal era parte esencial del atractivo del género.
En la actualidad, muchas canciones priorizan ritmos repetitivos y coros pegajosos, con menor desarrollo melódico y emocional, lo que, para algunos fanáticos, debilita la conexión artística y el impacto emocional característico del K-pop.
Estética visual menos cohesionada
Otra transformación percibida es la pérdida de uniformidad visual en los vestuarios y presentaciones en vivo. Mientras que en el pasado los grupos destacaban por una estética grupal cuidadosamente diseñada, con variaciones sutiles entre miembros, hoy predominan estilos más individuales que, según algunos observadores, generan desequilibrios en escena y fomentan tensiones internas entre fandoms debido a la percepción de favoritismo.
¿Adaptación o pérdida de esencia?
Pese a los beneficios evidentes de la globalización del K-pop —como el crecimiento de su audiencia y el reconocimiento en premios internacionales—, muchos seguidores insisten en que el éxito del género se debió, en gran medida, a su capacidad de ofrecer algo diferente a la música occidental.
Expertos en cultura pop coinciden en que el desafío para las nuevas generaciones de idols será encontrar un equilibrio entre la proyección internacional y el respeto a los elementos culturales que definieron al K-pop desde sus inicios.
“La clave del éxito siempre fue la autenticidad”, señalan algunos analistas. “La‘K’ en K-pop no representa solo una ubicación geográfica, sino una identidad cultural que no debería perderse en el proceso de expansión global” comparten algunos fanáticos .
¿Tú que opinas?
