Soy de una generación que nos tocó ver la televisión en blanco y negro, y que disfrutamos y nos impactaron algunas series de televisión norteamericanas de la década de los sesenta, como: Mi marciano favorito, Mister Ed, la Familia Monster, los Locos Adams, Batman, el Avispón Verde, el Túnel del Tiempo, Combate, Mi Bella Genio, el Súper Agente 86, Hechizada, Perdidos en el espacio, entre otras. Pero especialmente la serie de televisión “Tarzán el rey de la selva”, protagonizada por el texano Ronald Pierce Ely (1938), mejor conocido como Ron Ely. Esta serie de televisión fue creada por la NBC (National Broadcasting Company) entre 1966 y 1968, filmada primeramente en Brasil y posteriormente en México. La serie fue transmitida en México por el canal Cinco

¡Cuántas veces jugamos en el jardín a ser Tarzán!, éste se convertía en una peligrosa selva, en donde mi perro pastor alemán (Kaidú) era un fiero león. En los árboles colgábamos cuerdas para que simularan ser lianas, como con las que se colgaba Tarzán. La alberca se convertía en un caudaloso río plagado por imaginarios y agresivos hipopótamos y cocodrilos. La novela creada por Edgar Rice Burroughs en 1912 nos estimulaba nuestra infantil imaginación.

En la serie de televisión Tarzán estaba acompañado por su fiel chimpancé Cheetah. Este animalito era nieta de los primeros chimpancés que acompañaron a Tarzanes como Richard Thorpe o Johnny Weissmüller, y se llamaba “Vicky”. A tarzán también lo acompañaba un niño huérfano que se llamaba “boy” (Jai en la serie en inglés), interpretado por el joven norteamericano Manuel Padilla Jr. Este Tarzán no tenía una “Jane” como en otras películas y utilizaba su clásico grito para llamar a sus amigos de la selva: elefantes, jirafas y otros animales africanos, a fin de luchar contra los hombres malos que pretendían cazar ilegalmente o hacer algún daño a las tribus africanas.

La prensa de entonces criticó a Ron Ely y lo calificaba como “muchachito pedante”, ya que en ese entonces él aun era un joven universitario que no permitía que le tomaran fotografías sin que diera su autorización. El reportero del Correo del Sur, Eloy Alcaraz, en su nota del 3 de agosto de 1966 señala: “Resultó más vedette que la Brigitte Bardot y más chocante que la María Félix” y agrega que, para cumplir con sus lectores “…tuvimos que pedirle permiso al ‘hombre mono’, y después darle las gracias ‘porque le gusta que sean educados con él’, nos dijeron”.

Al parecer, primero utilizaron el hermoso paisaje montañoso de Tepoztlán para filmar varias escenas y después se trasladaron al exuberante y selvático paisaje de Las Estacas, en donde obviamente utilizaron la poza azul y el río para filmar emocionantes episodios de esta serie. Cabe señalar que durante la filmación también participaron hombres y mujeres afrodescendientes para darle mayor credibilidad a la serie. Cada capítulo tenía una duración de una hora y en cada una se gastaban 18,000 pies de película. En la filmación participó un joven camarógrafo mexicano, Gabriel Torres, a quien le dieron la oportunidad de participar.

Durante la filmación utilizaron a una elefanta llamada “Maurac”, que al terminar la filmación dicen que “enloqueció” por lo que tuvieron que tomar la difícil decisión de sacrificarla con rifles de grueso calibre.

Morelos es un estado que ha sido escenario de muchas películas y series de televisión, tenemos un gran potencial y maravillosos paisajes, ojalá siga siendo utilizado para esos fines y que podamos atraer a los fanáticos del cineturismo, para que busquen en nuestro estado los espacios en donde se filmaron esas películas.

Las opiniones vertidas en este espacio son exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, la política editorial de Grupo Diario de Morelos.

Pues resulta que en 1966 esta serie de televisión utilizó los hermosos paisajes morelenses para que sirvieran como escenarios de una selva africana. Fue en Tepoztlán y en el balneario de Las Estacas en donde se filmaron varios capítulos de esta serie. Y fue el gobernador Emilio Riva Palacio quien le brindó todas las facilidades al director Atan Ollsen para que realizara el rodaje de este programa. Don Emilio buscaba que se generaran empleos a través del Séptimo Arte, por lo que impulsaba estas manifestaciones artísticas y culturales.

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