En el reino animal, la búsqueda de placer no es exclusiva del ser humano. Aunque solemos pensar que solo las personas son capaces de consumir sustancias psicoactivas con fines recreativos, diversos estudios y observaciones han documentado comportamientos similares en animales salvajes y domésticos.
Delfines y peces globo
Uno de los casos más impactantes es el de los delfines nariz de botella (Tursiops truncatus), conocidos por su alta inteligencia. Documentales han captado a grupos de estos cetáceos manipulando peces globo, que liberan una toxina altamente venenosa llamada tetrodotoxina. En pequeñas cantidades, esta sustancia puede inducir estados alterados de conciencia.
Los delfines no se comen al pez: lo mastican con cuidado y luego lo sueltan para que otro delfín lo tome. Después de varios intercambios, los animales flotan inmóviles bajo el agua, como si estuvieran experimentando una especie de trance.
Elefantes y frutas fermentadas
En África, elefantes y otros animales como los monos babuinos consumen frutas del árbol de marula (Sclerocarya birrea) que han fermentado de manera natural. Al consumir grandes cantidades de esta fruta alcohólica, los animales muestran síntomas típicos de embriaguez: tropiezos, desorientación e incluso comportamientos agresivos o juguetones.
Renos y hongos alucinógenos
En las regiones frías de Siberia, los renos han sido vistos buscando y consumiendo hongos Amanita muscaria, conocidos por sus efectos alucinógenos tanto en humanos como en animales. Estos hongos, fácilmente reconocibles por su característico sombrero rojo con manchas blancas, pueden producir alteraciones visuales, euforia o comportamientos erráticos.
Algunos pueblos indígenas del norte de Europa, como los sami, comenzaron a usar estos hongos en rituales después de observar el comportamiento de los renos, lo que indica una transmisión cultural del consumo desde los animales hacia los humanos.
Gatos y hierba gatera
Los gatos domésticos tienen una conocida afinidad por la Nepeta cataria, comúnmente conocida como hierba gatera o catnip. Esta planta contiene nepetalactona, un compuesto que actúa sobre los receptores olfativos del gato, provocando un comportamiento eufórico: se revuelcan, lamen, maúllan intensamente, saltan y, finalmente, caen en un estado de relajación profunda.
El efecto no es dañino y dura entre 10 y 15 minutos. No todos los gatos reaccionan, ya que la sensibilidad al catnip es hereditaria. Aproximadamente el 70% de los gatos adultos responden a su estímulo.
