Desde niños nos enseñan que el desayuno es la comida más importante del día, que debemos hacer pausas para el almuerzo y que la cena es el momento de encuentro familiar. Sin embargo, nuevos estudios científicos están poniendo en duda esta estructura alimenticia, sugiriendo que podríamos estar comiendo de una manera poco saludable.
El ayuno intermitente, una práctica que consiste en restringir la ingesta de alimentos durante ciertas horas del día, se ha convertido en un área clave de investigación. Algunos expertos argumentan que permitirle al cuerpo un descanso de al menos 12 horas sin alimentos no solo mejora la digestión, sino que optimiza el uso de energía y reduce el riesgo de enfermedades metabólicas.
El cuerpo necesita tiempos de descanso
Emily Manoogian, investigadora del Instituto Salk de Estudios Biológicos en California, sostiene que este tipo de ayuno está más alineado con la evolución del cuerpo humano. “Durante miles de años, nuestros ancestros no tenían acceso a comida las 24 horas del día. El cuerpo está diseñado para soportar periodos sin alimentos, lo que permite optimizar el almacenamiento y uso de la energía”, explica.
Según Manoogian, cuando damos tiempo suficiente al organismo para procesar los alimentos, el sistema digestivo funciona de manera más eficiente y se reducen los niveles de inflamación. Además, evitar la ingesta constante de calorías ayuda a mantener niveles de azúcar en sangre más estables, lo que disminuye el riesgo de enfermedades como la diabetes y los problemas cardiovasculares.
Este proceso está relacionado con la glicación, un mecanismo en el que la glucosa se une a las proteínas y forma compuestos dañinos llamados "productos finales de la glicación avanzada". Estos compuestos pueden acelerar el envejecimiento celular y aumentar la inflamación en el cuerpo, lo que contribuye al desarrollo de enfermedades crónicas.
¿Comemos a las horas equivocadas?
Otro aspecto clave que los científicos han identificado es el horario en que consumimos la mayor parte de nuestras calorías. Investigaciones recientes han demostrado que comer tarde en la noche puede tener efectos negativos en la salud.
“Cuando consumimos alimentos en horarios nocturnos, el cuerpo tiene más dificultades para procesar la glucosa y metabolizar las grasas, lo que puede llevar a un aumento de peso, resistencia a la insulina y mayor riesgo de enfermedades cardiometabólicas”, señala Manoogian.
Los especialistas recomiendan que, en lugar de distribuir las calorías de manera uniforme a lo largo del día o comer en la noche, se concentre la mayor parte de la ingesta en las primeras horas del día, cuando el metabolismo está más activo.
¿Es hora de replantearnos nuestros hábitos alimenticios?
A medida que estas investigaciones ganan reconocimiento, surge un cuestionamiento importante: ¿realmente necesitamos tres comidas al día o es una construcción social que no responde a nuestra biología?
Cada vez más expertos sugieren que el ayuno intermitente podría ser una alternativa saludable para muchas personas, siempre y cuando se realice de manera adecuada y con supervisión profesional. Más allá de una simple moda, esta práctica podría representar un cambio en la forma en que entendemos la nutrición y el impacto de la alimentación en nuestra salud a largo plazo.
Con la creciente evidencia sobre los beneficios del ayuno intermitente y la importancia de los horarios de comida, quizás sea momento de reconsiderar si la forma en que comemos hoy realmente es la mejor para nuestro bienestar.

