El sueño de calificar a la siguiente ronda de la Leagues Cup para los Pumas de la Universidad, se vio truncado al caer, de manera estrepitosa, ante el Inter de Miami, por score de tres goles a uno.
Si usted no vio el partido, deje le cuento que les salió sumamente barato a los del Pedregal, pues aun con la ausencia por lesión de Lionel Messi, les pegaron un baile que pudo derivar en un marcador de escándalo.
Si bien se fueron adelante, mediante una anotación de Jorge Ruvalcaba, le cedieron la iniciativa a un equipo plagado de talento y eso, aunque se acumulen los calendarios, no se pierde.
Los viejos de la comarca, como Jordi Alba, Sergio Busquets, Luís Suárez, apuntalados por el incansable esfuerzo de Rodrigo de Paul y un grupo de buenos jugadores, preparados a tope físicamente, aportaron lo suyo para lograr el cometido.
Cuando para la segunda mitad, de manera hasta cierto punto inexplicable, los universitarios le dejaron la iniciativa, el técnico Javier Mascherano olió la sangre y mandó a los suyos al ataque.
Y ahí empezó la debacle felina, pues en cada llegada se presagiaba la anotación.
Tres fallas en mano a mano con el arquero, un gol anulado a Suárez por fuera de juego y los que sí contaron, muestran el resquebrajamiento de la defensa auriazul.
Hacia adelante la cosa tampoco anduvo bien. Guillermo Martínez, apodado el “Memote”, es de una lentitud asombrosa. No hubo quien agarrara la metralleta y atacara el arco rival, acabando sumidos en la inoperancia.
Aquí quiero resaltar el pobre sentido de planteamiento y respuesta del entrenador Efraín Juárez.
En los partidos que lleva dirigidos, ha convertido a Pumas en un grupo de cuatreros que se la pasan dando caña y apretando al árbitro.
Según su propio dicho, bastante vulgar, por cierto, cuando tomo las riendas del equipo, manifestó: “Para ganar en este club, hay que cagar sangre”.
¡Ah caray!, dijimos varios, el hombre ha inventado un nuevo método para lograr campeonatos.
No habló de planteamiento, metodología de entrenamiento o al menos, de motivación.
Solo el tema digestivo teñido con hemoglobina.
Ahora le trajeron refuerzos y no se ve mejoría. Pretextos sobran, sumándose al tremendo fracaso de equipos como Cruz Azul, América, Chivas y Rayados, todos cortados con la misma tijera: la excusa pueril.
Pero volviendo con los auriazules y no solo su participación en este torneo binacional, sino en el juego decisivo.
Pareció por momentos, que nadie les avisó que, ganando, llegaban a 8 puntos y eso les garantizaba el boleto.
Solo les faltó pedirles un autógrafo a los astros de Miami.
Ahora sí que ni el socorrido subterfugio del arbitraje vino al rescate de Juárez y sus pupilos.
Algo anduvo muy mal, para que un veterano de 38 años como Luís Suárez, les haya pintado la cara, convirtiéndose no solo en el verdugo, sino en la figura del encuentro.
Efraín deberá explicar a su directiva que pasó y sobre todo, donde quedó…la intensidad prometida.
