El 11 de septiembre de 1973, cuando se consumó la traición del golpe de Estado contra Salvador Allende en Santiago de Chile, en Cuernavaca las campanas de la Catedral de Cuernavaca tocaron a duelo. Don Sergio Méndez Arceo, quien poco después se reuniría en la Catedral con la señora Hortensia Bussi viuda de Allende, era el VII obispo de Cuernavaca. La señora Bussi viajó a México como exiliada política con su familia, alojándose en la Casa de Chile del entonces Distrito Federal, desde donde comenzó un recorrido por varios países denunciando violaciones a los derechos humanos por parte de la dictadura militar del general Augusto Pinochet. Hortensia Bussi moriría el 18 de junio de 2009 en su casa de Santiago, acompañada por sus hijas Carmen Paz e Isabel.

El gobierno batallaba con Sergio Méndez Arceo, el llamado Obispo de los Pobres que defendía causas justas como a los sindicalistas independientes agrupados en el sindicato de la empresa Nissan Mexicana de Civac. Mientras en Morelos, Nissan Mexicana sacaba su primer modelo, el Bluebird, la Volkswagen sacaba su primer “escarabajo” en su planta de Puebla. Aunque con capitales extranjeros, nacía la industria automotriz mexicana. Ante el conservadurismo del PRI y la derecha que estaban asustados, don Sergio se mantenía al lado de los pobres, impulsando las comunidades eclesiales de base, respaldando las demandas de la Federación Auténtica de Trabajadores (FAT) que integraban sindicatos no cetemistas. Tildado de “obispo rojo” por la derecha de esos años a la que emula el PAN de la actualidad, don Sergio había llegado el 29 de abril de 1952 como el séptimo obispo de Morelos. Fallecería el 5 de febrero de 1992. Méndez Arceo no sólo era una figura nacional, sino un personaje de alcance latinoamericano. Su voz resonaba desde la Catedral de Cuernavaca, y no violaba la Constitución predicando en la calle.

Si no ha sido reformado, el artículo 24 constitucional, ordena que el culto religioso solamente puede llevarse a cabo en domicilios particulares y en los templos. Más claro sólo el agua. Pero sucedió recientemente, y ni quién dijera nada. Realizada la Décima Caminata por la Paz en calles y avenidas de Cuernavaca, la parte social se hizo presente, lo cual es justo y necesario, como dijera don

Sergio. Los marchantes exigieron a los candidatos a las alcaldías de Morelos que firmaran un pacto por la paz, lo que también es bueno, aunque roce la política. La Diócesis de Cuernavaca manifestó: “Decirles a quienes nos van a gobernar en la próxima administración (que) haremos lo que nos toca, esperando que ustedes hagan lo que les corresponde” El obispo

Ramón Castro Castro dijo que el 2 de junio se podrá ejercer un voto de castigo para los gobiernos y administraciones que fueron omisos ante las problemáticas de la ciudadanía. Se lo merecen.

Apenas dos semanas antes en Cuernavaca estalló el escándalo del ex obispo de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza.

Escribí: El hombre que acompañó a Salvador Rangel en el momento de llegar al motel de Ocotepec, es una pieza clave en el rompecabezas de la desaparición temporal del propio Rangel. El comisionado de Seguridad Pública de Morelos, José Antonio Ortiz Guarneros,

aseguró que el prelado no fue víctima de un secuestro exprés. Afirmó: “Las evidencias que hay ya se las dimos a la fiscalía. Hasta donde sabemos, entró voluntariamente al hotel con una persona del mismo sexo, y esa persona después se retiró. Con las notas publicadas en medios locales y nacionales fue posible armar el rompecabezas. Una de las notas reveló que Rangel habría permanecido en el motel Real Ocotepec los dos días que estuvo desaparecido. Los videos mostraron que Rangel ingresó por su propio pie al motel ubicado en el norte de Cuernavaca, en compañía de un hombre que después se retiró y no volvió a aparecer. Esto concordó con la declaración del abogado Pedro

Martínez, cuando dijo que Rangel fue visto por última vez en un Oxxo y horas más tarde localizado en la habitación de un hotel del poblado de Ocotepec.

En tanto, un comunicado firmado por el secretario general del CEM y obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, pidió a la población y a las autoridades que “eviten conjeturas y especulaciones que enrarecen el caso “de manera innecesaria”.,, (Me leen mañana).

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