La oxicodona es un analgésico opioide semisintético utilizado para aliviar el dolor de moderado a fuerte. Cambia la manera en que el cerebro y el sistema nervioso responden al dolor, según los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH).
Entre los efectos fisiológicos de la oxicodona, según la Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA), se encuentran el alivio del dolor, la sedación, la depresión respiratoria, el estreñimiento, la constricción papilar y la supresión de la tos. Además, advierte sobre los daños hepáticos graves que puede causar el uso prolongado o crónico de oxicodona que contenga paracetamol.
Los NIH advierten sobre el potencial adictivo de la oxicodona y recomiendan tomarla exactamente como lo indiquen los médicos, evitando tomar dosis mayores o con mayor frecuencia de lo prescrito. Por otro lado, la DEA señala que la oxicodona puede causar euforia y sensación de relajación en el cerebro, lo que explica su elevado potencial de abuso.
Es fundamental que la población esté consciente de los riesgos asociados con el uso indebido de la oxicodona y que siga las recomendaciones médicas para su uso seguro y efectivo.