Como si estuviéramos en Suecia o Finlandia, únicamente seis municipios de Morelos fueron incluidos entre los beneficiarios que cumplieron con los lineamientos para el otorgamiento del subsidio para el fortalecimiento del desempeño en materia de seguridad pública en el ejercicio fiscal 2019; así que 30 municipios del estado se quedarán durante todo el año en medio de la delincuencia y la impunidad en que vivimos. Las seis localidades beneficiarias son Cuernavaca, Cuautla, Ayala, Jiutepec, Temixco y Yautepec.

El acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación autoriza que cuatro mil nueve millones 124 mil 98 pesos de recurso federal se aplicarán con objeto de apoyar la profesionalización, la certificación y el equipamiento de los elementos policiales de las instituciones de seguridad pública, así como para el fortalecimiento tecnológico, de equipo e infraestructura de las instituciones de seguridad pública y para la prevención social de la violencia y la delincuencia.

Lo que, desde luego, es bueno para nuestros seis municipios, aunque no creo que sirva de mucho mientras la impunidad de los antros siga como hasta ahora. Los funcionarios municipales se hacen de la vista gorda y nada más hay que revisar el reglamento de los antros, que deberían de cerrar a las once de la noche o, con un permiso especial, a las dos de la mañana, pero están abiertos y llenos de borrachos hasta las 10 de la mañana del día siguiente y son caldo de cultivo de la delincuencia, que después de atacar se pasa para el norte, donde la ley de la selva gobierna; y así van de fiesta emborrachándose hasta las 10 de la mañana, mientras los inspectores brillan por su ausencia y el cabildo -que tanto ha prometido- hace como los avestruces y esconde la cabeza esperando que nadie se dé cuenta.

¿De qué nos sirven el equipo y el gasto de seguridad de 19 millones a Cuernavaca, si no se hace nada para poner orden? Mientras no controles las anomalías, nada mejorará. Abundan los lugares de venta de cervezas, los carros que circulan sin placas, los motociclistas sin casco y que llevan hasta tres gentes por moto sin la mínima protección, y como no hay nadie que les haga nada, la impunidad crece y, por lo tanto, lo hace la corrupción.

Nada más hay que ver la manera de trabajar de los agentes de tránsito, los “tamarindos” cada día han ido degenerando y la época en que cuidaban del peatón y cruzaban la calle a los niños de la escuela de manera paternal ya se acabó. Ahora son una bola de miembros de la “legión extranjera”, o sea funcionarios que vienen de trabajar en lo mismo desde fuera; anteriormente eran gente ligada a la ciudad y cuando tenían a su cargo una esquina o una escuela, en verdad hacían un trabajo extraordinario.

Ahora vienen a cumplir con cuotas, porque tienen que llevar determinado número de infracciones y determinado número de placas y representan lo que uno no quiere de la autoridad, ya que no les importa el tránsito. Si alguien lo duda, nada más hay que circular por cualquiera de las calles del centro para ver que, como son de fuera, no conocen a nadie y -al parecer- al menos el 80% cumplen con ese requisito, así que están siempre listos para atacar, pero no para perseguir el delito.

Para quitarte la placa están listos cuando te estacionas en un lugar que tiene en la acera amarillo y rojo sin definir, pues tiene tantos años que la pintaron que ya la banqueta perdió el color de manera completa; y pobre de ti donde lo dejes cinco minutos, porque parecen águilas al acoso y en un minuto te quitan la placa y así cumplen con su cuota de manera más rápida; ya después de mediodía, como ya llevan su cuota se vuelven menos intransigentes y por un “doscientón” te dejan ir o por cien pesos te regresan la placa.

La circulación puede estar totalmente parada y ellos están comiendo una torta o algún taco, porque tienen unas panzas que son la envidia de cualquier flaco, pero no son capaces de hacer nada. A mí me ha tocado ver que, cuando pasan por un atascadero, ponen a funcionar la sirena y pasan sin resolver el problema porque el que no haya circulación no les importa, les importa la mordida y el cumplir con su cuota de infracciones y de placas, lo que le da sustento diario al ayuntamiento y que los jefes están contentos, sin importarles la vialidad en la ciudad.

Si hablamos del mercado, es impresionante que los camiones o rutas se pasan los altos y cometen todo tipo de infracciones, pero cuando los agentes ya tienen su cuota del día nadie dice nada; pero ay de ti, automovilista común, si te pasas diez centímetros al detenerte con el alto, porque de inmediato te levantan infracción y, como si fueran hijos de Hitler, te obligan a hacerte a un lado, para lo cual están bien coordinados, y hasta te regañan con lujo de prepotencia.

La seguridad no les interesa y hoy nos dicen que tendrán 19 millones más, pero con ese personal no servirá de nada, porque los elementos que deberían servir a la gente sólo están preocupados por agradar a sus jefes y no por cuidar a la ciudadanía. ¿No cree usted?

 

Por: Teodoro Lavín León

totolavin@outlook.com

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