A México han entrado cerca de 390 mil migrantes desde noviembre 26 a días del primero de diciembre. Muchos de ellos decidieron quedarse en México sabiendo que sería muy difícil entrar a los Estados Unidos por su cerrada política de migración.
La Secretaría de Gobernación emitió un boletín de que sólo un 16 por ciento son mexicanos y el resto de los migrantes son centroamericanos, algunos suramericanos, cubanos y africanos. De igual manera se han unido a las oleadas de migrantes por el sur de México, haitianos, venezolanos, asiáticos, sirios, turcos y casi de todo el mundo.
En 2014, Peña Nieto dejó pasar a esos miles de migrantes centroamericanos quienes se internaron hacia la frontera con los Estados Unidos. El 37 por ciento de ellos eran mujeres, es decir más de 140 mil y el resto de ellos fueron jóvenes de mediana edad. La mayoría de los migrantes escogieron esa ruta por ser la más corta de Centroamérica hacia los Estados Unidos, ya que es un camino que empieza en el sureste de México y termina en Tamaulipas, vecino del Estado de Texas.
Hubo una segunda oleada de más de 200 mil centroamericanos quienes no pudieron cruzar al país del norte. Muchos de ellos enfrentaron los asaltos de los agentes de migración, de los “polleros”, quienes por unos dólares prometen que pasarán a los migrantes al otro lado y que en la mayoría de los casos los dejan en el camino o se los entregan a las autoridades de migración dentro del País, para que ellos a su vez los extorsionen, los secuestren y pidan rescate a los familiares que se quedaron en su lugar de origen.
Hoy en día para muchos centroamericanos les está siendo preferible quedarse a vivir en México, conseguir cualquier clase de chamba para por lo menos sobrevivir y luego comenzar a trabajar en forma permanente, que esperar detenidos durante varios meses en Estados Unidos por las autoridades migratorias a que les den una visa de entrada por poco tiempo o hasta seis o nueve meses de espera en los lugares de retención del otro lado, de donde pueden ser regresados a México rompiendo todas las leyes internacionales de aceptación a inmigrantes, además de brincarse todas las normas de las leyes de Derechos Humanos establecido en la Carta de la ONU.
 Siendo Monterrey la tercera ciudad más grande de México, muchos centroamericanos que no han podido pasar al otro lado desde 2013, se han quedado en esta ciudad progresista, aceptando todo tipo de trabajo, ya que desde aquel tiempo muchos de sus familiares se quedaron a vivir en esta ciudad y los pueden ayudar a conseguir trabajo o a quedarse por un tiempo con ellos.
El Colegio de la Frontera Norte explica que desde 2010 la mayor parte de los centroamericanos que entraron a nuestro País eran adultos jóvenes y a partir de 2014 hubo un cambio en la inmigración dentro de EU, cuando según la misma fuente informativa se registró una oleada de 62 mil menores de edad no acompañados de ningún adulto.
Desde el sexenio de Felipe Calderón han ingresado por nuestro País en 2010, en 2013, luego en 2014 y en 2018, en que se permitió su paso por acuerdo con el exterior, a casi un millón de migrantes centroamericanos en total. En aquel tiempo, el Secretario de Relaciones Exteriores de México Luis Videgaray, se negó a ser un Tercer País Seguro, sin embargo les abrió las puertas a todos los migrantes que insólitamente fueron enviados o perseguidos de sus países, camino a los Estados Unidos.  
La dura política migratoria del presidente estadunidense Donald Trump, obliga a los centroamericanos a persistir en el viaje o quedarse en territorio mexicano.
Durante el 26 de noviembre se llevaron a cabo varias visitas entre los presidentes de los tres países centroamericanos: Honduras El Salvador y Guatemala, con el Secretario de Defensa para Norteamérica del Sur de EE UU y el Secretario de Relaciones Exteriores de México, para planear alguna acción que se pensó era contra Venezuela, pero que al final se supo por medios de la prensa de los tres países involucrados, que estas reuniones tenían el propósito de enviar a miles de migrantes a los Estados Unidos a través de México, con la finalidad de nombrar a nuestro País “un Tercer País Seguro”.
El plan de llamarse Un País Seguro, es para retener a los migrantes del lado de su frontera sur, mientras ellos estudian la posibilidad de darles asilo por el tiempo que sea necesario y traerle un gran problema al gobierno entrante, desequilibrando la economía de la gente que atraviesa nuestro País, produciendo un problema de hambre y de falta de estancias para los migrantes, deteniendo al 99 por ciento de ellos en México, contraviniendo los tratados internacionales de que la persona que pida asilo en algún país, deberá retenerlo dentro del mismo mientras sus autoridades decidan cuál será la situación del demandante.
Además el aceptar ser un Tercer País Seguro, declararía a México un país destino final de los migrantes e invalidaría cualquier proceso de solicitud de asilo en Estados Unidos.
Pero el Presidente Andrés Manuel López Obrador no ha caído en la trampa de permitir que México sea un Tercer País Seguro, donde los migrantes deban esperar hasta que los estadunidenses quieran darles una visa o deportarlos a sus países de origen, ya que México se niega a detener a los migrantes o deportarlos por razones humanitarias.
Marcelo Ebrard y Mike Pompeo se reunieron para hablar sobre la caravana migrante que empezó al final de noviembre de 2018, ofreciendo que los migrantes se quedaran trabajando en las maquiladoras en la frontera mientas se decidía dar asilo a los migrantes.
Trump ha buscado bloquear el ingreso a su país de miles de centroamericanos que viajan en caravanas y ha ordenado que los inmigrantes que lleguen ilegalmente desde México, sean excluidos del programa de asilo. Y, a pesar de una orden emitida por un juez federal, Donald Trump sigue insistiendo en no seguir aceptando  peticiones de asilo a quien quiera entrar por México.
El problema con las mentiras y la falta de palabra de Donald Trump de los tratos que tiene con México y sus promesas sin cumplir, además de los insultos que los mexicanos tenemos que soportar no tienen parangón en ningún mandatario del mundo. Todo por las elecciones; le tiene que meter miedo a los estadunidenses, hacer la guerra a cualquier país para vender armamento. Sólo un maniático como él, puede llegar a ser reelecto en 2020. Aunque, conociendo a los gringos, ¿quién sabe?
El presidente Andrés Manuel López Obrador le propuso al presidente de Estados Unidos Donald Trump, que para evitar que los migrantes tengan la necesidad de buscar otros países donde refugiarse, se les apoyara con 10 mil millones de dólares para abrir posibilidades de trabajo y bienestar y la gente no tenga para que emigrar, cosa que el presidente Trump aceptó, pero como  no hubo nada escrito ya se desdijo. Y ahí sigue el problema.

Por: Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

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