Las condiciones meteorológicas no dan tregua en Australia.

Dicho país ha sido duramente golpeado por los incendios forestales durante esta temporada, los que ya han consumido millones de hectáreas, matando a 29 personas y mil millones de animales, entre mamíferos, aves y reptiles.

Y aunque la lluvia de estos días parecía ayudar a controlar el fuego, las autoridades alertaron a los habitantes de Nueva Gales del Sur y Victoria, debido a la intensidad de las tormentas eléctricas, granizos y potenciales riadas y viento.

Las fuertes lluvias cayeron en la región de East Gippsland, una de las zonas más golpeadas por el fuego en Victoria, mientras que la tormenta también llegó a la costa meridional y la cordillera Snowy Mountains, que han sido devastadas por las llamas, especialmente desde Navidad.

 

 

En Camberra la caída de granizos del tamaño de pelotas de tenis causó daños en vehículos y árboles; mientras que en el oeste de Sidney las esferas eran más pequeñas, del tamaño de pelotas de golf.

 

 

 

De forma paralela, en Nueva Gales del Sur, cuando una gigantesca tormenta de polvo cubrió gran parte de la ciudad.

 

 

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