CUERNAVACA, MORELOS.- Qué lejos estamos, muchos, de ser Homo Sapiens -Hombre sabio-.
Cuántos opinan que salvar a un animal del maltrato humano es un acto de cursi sensiblería. Perdón, pero no, la defensa de los animales se basa en un principio de respeto hacia la vida humana y no humana.
Salió publicada una nota en Diario de Morelos sobre el aseguramiento de un jaguar que la Profepa hizo en una casa en Cuernavaca, ya castrado, sin colmillos ni garras.
En casos así, tan culpables son los propietarios que pagan propiciando el tráfico de especies en sus ansias por poseer un selvático felino, como los que se enteran sin denunciarlo a las autoridades correspondientes.
En el caso de este jaguar, ¿debería haber sanción contra este delito? ¿Podrán dormir tranquilos cuando escuchan sus rugidos por la noche?
Bravo por la anónima denuncia ciudadana que permitió el aseguramiento del felino, lo cual es de aplaudir sin duda, ojalá hubiera sido antes de  que lo mutilaran.
El maltrato animal es más delicado que el humano porque no pueden expresarse de una manera entendible para el común de las personas.
No tienen voz, por lo que se hace necesario interpretar su sufrimiento y protegerlos. Ser la voz de los sin voz. Hay quienes plantean que los animales no deberían tener derechos, ya que aseguran no tienen uso de la razón.
A Dios gracias hay países como Chile, entre muchos más, donde a los culpables se les decreta, por ley, presidio menor -de 54 a 541 días- y además multas económicas.
Los animales son seres vivos que sienten hambre, sed, frío, rabia, pena y alegría, pero sobre todo dolor.
Y estoy segura que piensan y por lo general más que los humanos. Urge una ley que sancione estos casos. Hasta la próxima.

Por: Lya Gutiérrez Quintanilla
local@diariodemorelos.com

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