“No seré el mejor sastre de Cuernavaca, pero amo mi profesión porque es una actividad al que me he entregado de cuerpo entero y es la razón de ser de mi propia vida”, comienza por decir don Pedro Núñez Valdés, quien proviene de una familia de agricultores y de tintoreros, cuyo padre, don Blas Núñez Mollao, después de trabajar la tierra, se hizo sastre cortador de quien el joven Pedro aprendió el arte de la sastrería. Su mamá, doña Antonia Valdez Cásarez, ama de casa, estaba encargada de la sastrería familiar cuenta que entonces su papá le enseñó el oficio de la sastrería. “Nunca pensé tener éxito”

Su familia viene de Huitzuco, Guerrero, lugar donde nació Pedro el 31 de Enero de 1941 y llegó a Cuernavaca en 1944 a los tres años de edad. A los seis, ingresó a la primaria Urbana Federal “Benito Juárez”. Recuerda que en sexto de primaria en unas carreras de natación que se llevaban a cabo en la alberca del Parque Revolución, hubo una competencia interescolar en la que él había ganado el primer lugar en nado libre de 200 metros, pero uno de los jueces le dio el segundo premio, por lo que rechazó la presea, con el asombro de los muchachos ahí presentes quienes aplaudieron la actitud de Pedro estando presentes todos los niños de su clase. Corto de estatura se media a los golpes contra los más grandotes ganándoles la mayoría de las veces, porque Pedro no terminaba una pelea hasta que ambos salieran sangrando o el contendiente le pidiera disculpas o se rindiera.

Nos cuenta que en una ocasión fue a entregar unos pantalones y el señor no estaba en su casa y Pedro le dejo los pantalones a la señora que abrió la puerta para que se los entregara porque él vendría más tarde a cobrar la factura. Llegó por el dinero y el señor se negó a pagar.
Pedro empujo la puerta y se llevó los pantalones que estaban en la silla.
Mientras estudiaba se metió a vender todo tipo de golosinas en la tienda de don Jorge Sánchez. La tienda era de abarrotes y él se encargaba de la limpieza, ir por las bolsas o cucuruchos de papel. Dejó la tienda de abarrotes.

Sus hermanos mayores también eran sastres y nadie de sus clientes le daba trabajo a un niño como él. Un día ninguno de sus hermanos fue a trabajar y uno de los clientes pidió que le hicieran un traje. “Yo le tomo las medidas y se las paso a mi hermano para que le haga el traje”, le dijo Pedro a lo que el cliente a regañadientes aceptó, porque no podía esperar a que lo viniera a medir. Entonces Pedro cortó y terminó la prenda. Al presentarse el cliente a la sastrería le comentó: Ya ves muchacho, tu hermano sí sabe hacer las cosas bien, pues el trabajo no se deja en manos de un chamaquito como tú, le dijo el cliente complacido, mientras los hermanos se echaron a reír porque nadie de ellos le había metido manos al conjunto. Desde entonces Pedro fue el pantalonero oficial de la sastrería de su padre, por lo que en varias ocasiones sus hermanos lo dejaban que hiciera los trabajos por ellos con la seguridad de que sus clientes quedarían satisfechos. Termina diciendo que gracias a sus hermanos y a su trabajo, varios clientes y amigos comerciantes, hicieron su patrimonio con el  diseño, el corte y el “patronaje” (la medición y el diseño de cada patrón para ser cortada la pieza), como los hermanos Crisóforo, Eugenio y Florencio Salgado, los señores Pérez, los Mondragón, el señor Beltrán, los hermanos Irineo y Primitivo Terán y otros clientes que se iban complacido con el trabajo de Pablo.
Fue un joven altruista, quien donaba sangre a la Cruz Roja o en la institución que lo requiriera. Se acuerda que cuando iba a donar sangre al hospital, siempre le daban de comer una buena carne la cual le sabía a gloria, el doctor decía que para recuperar la sangre que donaba había que comer un buen filete.

Durante algún tiempo salía con sus amigos y siempre los acompañaba a algunas fiestas o a la casa de alguno de ellos, hasta que ya no pudo más y fue invitado por un “padrino” a conocer a un conjunto de amigos donde cada uno explicaba sus problemas. Hoy en día, forma parte del grupo de apoyo en el programa doble A. A., donde lleva a gente que tiene esos mismos problemas y el mismo se convierte en su padrino.

Trabajó en la fábrica de telas Rivetex, donde jugaba futbol en el equipo de 2ª. Después de tercera, en el club Morelitos en torneos interiores de la misma compañía.
Se casó con Hortensia Martínez Nájera y tuvieron 7 hijos: Marcelo, Luis Enrique, Alma Delia, Laura Olivia, Juan Pedro, José Antonio y Marcela, quienes le dieron 19 nietos. Sus más buscadas actividades sociales,  siguen siendo la música, el canto y el baile. Dice que no es simpatizante de ningún partido ni le interesa la política, y sólo le gusta trabajar y estar tranquilo en su oficio y con su familia.

En 1965 entró a trabajar en el “Grupo Industrial Interamericano”, donde fue muy bien aceptado y en 1970 se fue a la Ciudad de México llamado a laborar en la fábrica “Confecciones Europeas”, hasta llegar a encargarse como el segundo del dueño de la fábrica donde duró dos años, hasta que no había puestos superiores a los que había llegado.
Le ofrecieron un muy buen trabajo en la fábrica de ropa “Ariadna”, pero él prefirió regresar a Cuernavaca a trabajar por su cuenta, aunque fue llamado de nuevo con un buen puesto por el Grupo Industrial Interamericano, donde estuvo hasta 1987.

Su trabajo como sastre gustó mucho y lo contrataron para trabajar en la compañía “Novedades Marco y Roberto” hasta el año 2001. Y luego estuvo en la Secretaría de Fomento al Empleo del Gobierno del Estado de Morelos.
Ha laborado en diferentes talleres como asesor técnico, cortador, modelista y sastre cortador; En el taller de costura de Trajes Men Lova le ofrecieron un trabajo, pero al final no fue aceptado por estar demasiado capacitado para el puesto. Después se enteró que el director del taller tenía miedo de que le quitara el sitio y lo corrió al encelarse de sus cualidades. Don Pedro Núñez hace unos años le fabricó al personal del restaurante VIPS los trajes de verano para los jefes de piso y para las vendedoras esas hermosas faldas circulares color vino.

Cuenta que entre sus clientes, amigos y colegas estaban: Alfonso Brito, el señor Nájera, Virgilio Villalobos, el señor Vázquez Montes, el maestro Moctezuma, los hermanos Pineda, el señor J. Trujillo, Leoncio Martínez, etc. Pedro es un sastre muy atinado, honesto y responsable y sobre todo un incansable trabajador en el arte del modelismo y sastre cortador, siempre al servicio de su clientela, además de der un una persona honesta es hombre de bien.

Por: Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

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