Existen siete comportamientos básicos del autocuidado que las personas que viven con diabetes deben internalizar y vivir todos los días.
La reducción de riesgos es uno de los siete comportamientos del autocuidado y se basa en la toma de decisiones efectivas para la prevención o el retraso del desarrollo de las complicaciones crónicas (a largo plazo) de la diabetes, como son: enfermedad de los ojos (retinopatía diabética), enfermedad de los riñones (nefropatía diabética), enfermedad del corazón (enfermedad cardiovascular), enfermedad de los pies (pie diabético), etcétera.
Asimismo, la diabetes es una condición que, con mucha frecuencia, se acompaña de comorbilidades, es decir, de otras enfermedades: 48.1% de las personas con diabetes tiene hipertensión arterial; 40.4% tiene obesidad y 50.4% tiene dislipidemia (colesterol y triglicéridos elevados). Dichas comorbilidades incrementan el riesgo de tener enfermedades del corazón, del cerebro, de los ojos y de los riñones.
La glucosa es un parámetro muy importante en el manejo de la diabetes porque, cuando se encuentra muy elevada por periodos prolongados, puede favorecer el desarrollo de las complicaciones crónicas, sin embargo, la glucosa no es el único factor en el que se debe poner atención y es necesario dar seguimiento a otros factores que se relacionan con el desarrollo de las complicaciones de la diabetes, es decir, no basta con realizar determinaciones de glucosa, sino que también es importante realizar diferentes estudios de manera regular con la finalidad de detectar complicaciones de esta enfermedad de manera temprana.
Dentro de los estudios más importantes se encuentran
Hemoglobina glucosilada (HbA1c):
Es una herramienta muy útil que se utiliza para evaluar el manejo glucémico.
Química sanguínea:
Este estudio se debe realizar en ayuno y sirve para determinar diversas alteraciones en el cuerpo. Se puede conocer la cifra de glucosa sanguínea, así como de los lípidos, es decir, el colesterol total, el colesterol HDL (bueno), el colesterol malo (LDL) y los triglicéridos. Tener los lípidos alterados eleva el riesgo de tener una enfermedad del corazón o del cerebro, por ejemplo, infartos. En la diabetes tipo 2 hay un patrón de lípidos característico: Triglicéridos elevados, colesterol LDL (malo) elevado y colesterol HDL disminuido. El estudio de los lípidos debe realizarse de manera anual desde el momento del diagnóstico. En caso de que estén alterados el médico podría solicitarlos con más frecuencia.
Examen general de orina:
Es de utilidad para detectar, entre otras cosas, alteraciones en los riñones, infecciones en las vías urinarias o si hay glucosa en la orina.
Medición de presión arterial:
La hipertensión arterial es una condición que frecuentemente se asocia con la diabetes y puede contribuir al daño al corazón, riñones, ojos y cerebroa.
Examen de los ojos:
Este estudio es muy sencillo y no causa dolor ni molestia alguna y es de mucha utilidad para detectar complicaciones como retinopatía diabética, la cual puede causar pérdida de la vista.
Examen de microalbuminuria:
Es un estudio que sirve para detectar alteración en los riñones a través de la detección en la orina de una proteína llamada albúmina.
Exploración de los pies:
Consiste en una serie de pruebas sencillas e indoloras que el médico realiza en el consultorio con la finalidad de detectar alteraciones en los nervios de las piernas y pies. El médico realizará una inspección y revisará los pulsos, los reflejos y la sensibilidad de los pies.
