Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y diversas organizaciones analizaron las implicaciones del reciente fallo del foro del T-MEC sobre el maíz genéticamente modificado y su impacto en la salud de la población mexicana.
La investigadora del Instituto de Biología de la UNAM, Ana Laura Wegier Briuolo, aseguró que los alimentos derivados del maíz consumidos en México no representan un riesgo para la salud. En el conversatorio “El maíz transgénico en México: contexto actual y perspectivas del futuro”, organizado por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, enfatizó que la diversidad del grano otorga certeza en la inocuidad de los alimentos.
Wegier explicó que la calidad del grano descarta el temor de que las semillas transgénicas perjudiquen su herencia genética o la posibilidad de intercambio. Sin embargo, alertó que México está perdiendo su diversidad agrícola de manera acelerada.
Monserrat Téllez Serrano, de la fundación Semillas de Vida A.C., destacó que el reciente fallo del T-MEC, en diciembre de 2024, no se debió a una falta de evidencia sobre los efectos negativos del maíz transgénico en la salud o el medio ambiente; sino que la decisión se basó en aspectos comerciales y no en criterios científicos.
El abogado de la Demanda Colectiva de Maíz, David Rivero Fragoso, señaló que México es autosuficiente en la producción de maíz para consumo humano. Sin embargo, se importan grandes volúmenes para la industria de productos procesados y la alimentación del ganado, lo que requiere el uso de tierras que podrían destinarse a cultivos alternativos.
MAÍZ TRANSGÉNICO PRESENTE EN HARINAS Y BOTANAS
Alma Piñeyro Nelson, investigadora de la UAM Xochimilco, advirtió que el fallo del T-MEC coloca a México en una situación de vulnerabilidad y compromete la bioseguridad nacional. Además, afirmó que afecta la soberanía del país para tomar decisiones en función de la salud pública, la diversidad agrícola y el equilibrio ecológico.
Uno de los principales problemas, según Piñeyro, es la falta de trazabilidad del maíz transgénico importado. Investigaciones recientes encontraron la presencia de transgenes en el 82% de los productos derivados del maíz, como harinas, totopos y botanas, lo que refleja la magnitud del impacto de los organismos genéticamente modificados en la alimentación mexicana.