Nació un 22 de octubre de 1960 en la Ciudad de México, vivió su infancia en la colonia San Pedro de los Pinos y desde 1978 ingresó a los medios deportivos de comunicación para iniciar una brillante y fructífera carrera, que perdura hasta nuestros días. El próximo viernes 31 de julio, recibirá, en la Cumbre Mundial del Conocimiento el doctorado honoris causa como un, más que merecido, homenaje a su intachable trayectoria y al prestigio obtenido en el periodismo. No se entiende, cada mes de febrero, sentarse frente al televisor a ver el Super Bowl sin gozar de su amena narración. Tampoco el hecho de disfrutar del “clásico de otoño” sin notar en su voz, a una de las opiniones más reconocidas en cuanto al Rey de los deportes se refiere. De su infaltable participación en Juegos Olímpicos y Copas del Mundo, ya ni hablamos. Le han llamado “el gigante de la información”, no solamente porque su estatura física alcanza el 1.91 metros; sino, porque sus conocimientos deportivos son capaces de supera cualquiera y debido a que su altura moral lo hace, fácilmente, merecedor a dicho calificativo. Yo, le digo, afectuosamente, cada que lo saludo: “El cuarto bat de Televisa Deportes”. Ya adivinaron ustedes, estimados lectores del Diario de Morelos, que me estoy refiriendo, nada más y nada menos que a mi gran amigo Antonio de Valdés Franco. No están ustedes para saberlo, ni yo para contarlo; pero, el personaje que hoy nos ocupa, goza plenamente de mi cariño, admiración y respeto. Por lo que no tengo empacho en confesar que siempre ha sido un agasajo y un privilegio compartir con él la pantalla chica, en programas como: La Jugada y Acción, en Televisa. También he tenido el gusto de colaborar con él al compartir los micrófonos radiofónicos en el programa Espacio Deportivo, en el 88.9 de ACIR FM, en donde permanentemente ha dado muestras de su compañerismo a toda prueba. Siempre de buen humor, con la sonrisa a flor de piel, con un saludo amable para propios y extraños. Nunca lo he visto enojado o de mal humor. Jamás lo que escuchado expresarse mal de persona alguna, un tipazo en toda la extensión de la palabra. Por su bonhomía, su don de gente y su sentido del humor, sin duda, el mejor … también como cronista deportivo.

Por Eduardo Brizio / ebrizio@hotmail.com

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