EL MEOLLO DEL ASUNTO. Uno de los delitos que más daño le ha hecho a la sociedad, al menos en las últimas décadas, ha sido la extorsión. Este fenómeno delictivo surgió como tal a mediados de la década de los 90’s y principios de los 2000, con el auge de la telefonía móvil. A partir de entonces, era sumamente fácil para alguien enviar un mensaje de texto o hacer llamadas para exigir pagos por “protección” o bajo los clásicos engaños de algún familiar detenido o secuestrado. Los adultos mayores han sido mayormente los más afectados, ya que al ser el sector de la población que tiene un menor dominio de las redes sociales, tardan más en enterarse de las nuevas “modalidades” de este delito. Recientemente se pusieron de moda las llamadas de estados vecinos o incluso desde números del extranjero en las que alguien asegura que les llegó el Currículum de la víctima y tienen un empleo inmejorable para ella. Al estar tan necesitados de una buena oportunidad laboral, más de un incauto ha caído en la estafa. Sin embargo, también existe la extorsión violenta, esa en la que queman locales, disparan contra domicilios o atentan directamente contra las víctimas. La estrategia anunciada ayer por el gobierno estatal para combatir este delito resulta sumamente atinada, sin embargo, también es de suma importancia que la ciudadanía denuncie este tipo de delitos. La falta de denuncia y la desinformación siguen siendo un problema, ya que esta parte depende también directamente de la sociedad o las propias víctimas.
