La gran casona del siglo XIX, construida frente y al norte del Jardín Juárez en Cuernavaca, para el siglo XX, era ya propiedad de Don Ángel Pérez Palacios un acaudalado terrateniente oriundo de Cuernavaca casado con una señora de Tierra Caliente Guerrero. Cuando Don Ángel vende esa casona y se va a vivir a Coyuca de Catalán, construye allá una réplica de esta casa, también frente a la plaza principal, casa que fue destruida junto con la presidencia municipal ubicada en la contra esquina cuando toda la población fue devastada por el terremoto local justo debajo de la ciudad del 6 de junio de 1964.

En los años sesenta, por razones de trabajo, el joven cuernavacense Mario Oliveros Gómez, entonces distribuidor de vinos y abarrotes, conoció en esa casa de Coyuca a Don Ángel y a su esposa Doña María ya muy adultos, ella, era propietaria de la tienda principal, un bodegón de mayoreo, así es como Mario se entera y nos habla de la historia de ambas casas, la de Cuernavaca y la de Coyuca.  

En 1905, la inglesa Rosa King, ya viuda, atraída por el clima y tranquilidad de Cuernavaca, abre en 1907 el “Salón de té”, el único que ha funcionado en esta ciudad, que estuvo en los altos de la esquina de calle Matamoros y Morrow, en ese salón promovió los productos de barro de San Antón que vendía a turistas y exportaba al extranjero. En 1910, meses antes de estallar la Revolución, compra la casa de Don Ángel Pérez Palacios, la acondiciona y la abre ya como “Hotel La Bella Vista”. 

Ahí se hospedó el General Felipe Ángeles y Victoriano Huerta, con quienes Rosa King entabló amistad. 

Con el asesinato de Madero y el surgimiento de la Contrarrevolución zapatista, Cuernavaca pasó de ser una población apacible a una ciudad convulsionada. Rosa King, escribió el libro “Tempestad sobre México”, cuando la ciudad fue ocupada por tropas zapatistas y luego por tropas federales; sufrió el sitio y ataque masivo zapatista a la ciudad del 2 al 5 de julio de 1914, y la trágica marcha de la muerte hacia Temixco, en la hoy conocida “Bajada y puente de la muerte” cuando la población de la ciudad huía y fue masacrada, hechos que nos narraba mi maestro Agustín Güemes Celis cuando en aquel tiempo era un joven socorrista y le tocó levantar e incinerar cadáveres. Con la finalidad de expulsar a las tropas zapatistas, la ciudad padeció un largo periodo hasta su cerco y desalojo total entre principios de 1917 y finales 1918, los animales salvajes se apoderaron de calles y casas, Cuernavaca era una ciudad fantasma. A finales de ese año, entran las tropas carrancistas y saquean las casas, la ciudad se empieza a repoblar, para reanimarla, en el kiosco frente al hotel, tocaban música las bandas de 10 batallones de las 9 de la mañana a las 7 de la noche, y en 1919 el hotel abre sus puertas de nueva cuenta. 

Después de la Revolución, Rosa King dio en administración el hotel al asturiano Serafín Larrea y se remodela el hotel, décadas después, Mario Oliveros también tendría tratos comerciales con Larrea quien fue contemporáneo de su padre. 

En 1922, en el balcón central de este hotel, el presidente Álvaro Obregón dio un discurso al pueblo de Morelos.  

Fue en el año de 1927 cuando en el “Hotel La Bella Vista” aprehendieron al General Francisco Serrano y sus allegados, y en el Hotel Moctezuma propiedad de Don Carlos Lavín, detienen al General Francisco Santamaría quien logró escapar. Don Serafín trató de acompañar a Serrano en su detención pero recibe un culatazo en el pecho de un soldado federal. Sin embargo, al otro día de ser detenido Serrano y enterarse de su ejecución en Huitzilac -con doce de sus allegados-, Larrea entra a las dos habitaciones que tenía General y encuentra armas y gran cantidad dinero en efectivo supuestamente para su campaña presidencial, se supo que entregó las armas, pero no el dinero. Serrano era el candidato oficial para la Presidencia de la Republica contra Álvaro Obregón quien buscaba reelegirse apoyado por el Presidente Plutarco Elías Calles. Casualmente, poco tiempo después Don Serafín Larrea compró el hotel a Rosa King. 

Para 1939 el hotel era ya propiedad Jerry Welter y su esposa Rosalba Portes Gil, –Jerry, era hermano de la actriz Ariande Welter, y ella hija del ex presidente Emilio Portes Gil -suegros de Enrique Guzmán-, sin embargo Don Serafín siguió viviendo en el hotel.

Fueron los Welter-Portes Gil quienes dieron auge a este hotel, en 1940, en las arcadas de la planta baja, abren el elegante bar y salón de baile “Bella Vista” amueblado con equipales, lo decoran con pinturas del muralista Alfonso X. Peña, con escenas de siete danzas del país incluyendo Los Chinelos, murales que todavía se pueden apreciar, y construyen el segundo piso para más habitaciones. El matrimonio Walter-Portes Gil fue muy amigo del matrimonio Rubens, dueños del “Hotel Marik Plaza” -donde hoy está el “Edificio Las Plazas”- por las tardes ambas parejas paseaban alrededor del Kiosco en el apacible Jardín Juárez, donde se acostumbraba “dar la vuelta”. En los últimos años cincuenta, todavía fui testigo presencial de ese hotel en funciones.

En los primeros años setenta, en los altos del hoy “Edificio Bella Vista” estuvo el “Centro de Adiestramiento para la Industria Hotelera” primera escuela de hotelería y turismo en el estado de la que este autor fue director.

Actualmente, el edifico se renta para oficinas y comercios.

P. D. Hasta el otro sábado   

Por: Carlos Lavín Figueroa / carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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