Desconocer un tema, no faculta a negarlo, es elemental, la historia está llena de mitos, leyendas, falsedades, verdades a medias, y vacíos que llenar.

He realizado investigaciones, que en los más, provoca agradecimientos, gozo, hilaridad; y en los menos; coraje, rencor, rivalidad, como cuando escribí sobre la autoría del “Plan de Ayala”, donde sustento, que no fue obra de Otilio Montaño sino del abogado y poeta  vecino de Iguala Salustio Carrasco a quien Montaño se lo encargó por órdenes y con los ideales de Emiliano Zapata.
 Incluso se publicaron desplegados en periódicos, donde, con insultos y amenazas niegan mi investigación.
 Montaño solo transcribió el documento para adecuarlo a las circunstancias del momento de su proclama, conservando integro el espíritu legal y justiciero del Plan en cada uno de sus artículos; eso sí; con las faltas de ortografía y errores gramaticales de Montaño.
 Todo porque se desconocía que los tres personajes eran viejos conocidos, que el abogado Carrasco había vivido dos años en Villa de Ayala, donde había asesorado a los campesinos para la restitución legal de sus tierras ante los tribunales y donde fechó 15 de sus poemas en el libro “Nublos y Estrellas” del que poseo  un ejemplar.
 Destaco el testimonio presencial del profesor y militar Magdaleno Pérez Cortés, entonces ayudante del capitán Gonzalo Ávila Díaz –que había sido maestro de Zapata- Ávila, escribía en tres noches continuas, el Plan que el abogado Carrasco le dictaba de pie con una copa de coñac en la mano.
 Años después, Pérez Cortés dirigió un documento a la Secretaria de la Defensa Nacional, titulado “Aclarando la incógnita sobre los verdaderos autores que formularon el Código Agrario que lleva por nombre Plan de Ayala”, documento que se publicó impreso, donde aporta detalles, fechas, horas, circunstancias, eventos paralelos.
 Doy aparte, evidencias y menciones en libros publicados en el vecino estado, notas en periódicos nacionales de la época, resalta también el testimonio que logré de mi amigo ya fallecido el ingeniero Don Andrés López Velasco, quien fue lugarteniente del guerrillero Lucio Cabañas y después respetado Presidente Vitalicio de la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas A.
C.
, quien desde niño, escuchaba esa información de sus familiares.
 Ya de joven Don Andrés, entrevistó a varios contemporáneos de Carrasco -asistió a eventos en su honor- y al autor del documento mencionado, todo detallado en un largo testimonio que me grabó en video mi sobrino el cineasta Francesco Taboada.

Hace algunos años, cuando lo mencioné por vez primera en el coloquio organizado por el “Centro de Investigación en Docencia y Humanidades del Estado de Morelos”  -CIDHEM- alguien alzó la voz, “Ay Carlos, que te oyera Womack”.
 Y John Womack me oyó, intercambié con ese famoso historiador norteamericano egresado de Harvard -autor de uno de los libros más completos sobre la revolución zapatista- una serie de comunicaciones epistolares por correo electrónico, donde me agradece la aportación, ya que en su libro menciona la autoría de Carrasco como posibilidad, correos que fueron publicados en periódicos locales y nacionales.

-En cambio; de mi investigación sobre la enigmática y desconocida razón del porqué Machu Picchu se fundó en ese acantilado lugar, misma que respaldé en apego a la cosmovisión inca, en la que sustento que fue en razón de los que montes aledaños tienen el perfil y forma del venerado cóndor andino con las alas semiabiertas en actitud de proteger el sitio, monte, al que los incas le adecuaron el cuello blanco o golilla característica del cóndor macho, investigación confirmada de que esto, no se había dicho con anterioridad.
 Los incas tienen por divinidades vivientes, casi siempre de animales, a los montes llamados “Apus” a los que ofrecen rituales para que proteger a sus pueblos.
 Similar fue con los mexicas al fundar su ciudad donde encontraron el águila y Cusco donde se posó la lechuza.
 En el Perú, fue bien recibida y ampliamente cubierta por los medios, entregada a las autoridades del Ministerio de Cultura en Lima y de su Oficina en Cusco y Machu Picchu, abriéndose el expediente sobre este trabajo, que también se turnó a la UNESCO.
 Tema que expuse en una conferencia en la Universidad Andina.

Para finalizar.
 El sábado pasado, publiqué en periódicos y en mi página de Facebook, sobre el descubrimiento de las Grutas de Cacahuamilapa -para muchos un tema desconocido- basado en varios libros y adicionado con testimonios orales de descendientes del descubridor narrados a quien esto les escribe, tema que fue agradecido y felicitado; pero a algunos no les gustó, recibí hasta amenazas por Facebook de varios oriundos de Cacahuamilpa residentes en los EEUU y de algunos perfiles falsos, incluso insultos, asegurando que “no es verdad lo que escribí, y que siendo ellos nativos de ese pueblito no conocían esas historias, que quien sabe de dónde yo las sacaba, que me iba a echar a todo el pueblo encima, que la verdad, es la que narran los guías de turistas lugareños”, que “refiere a un explorador ingles se había perdido dentro de las gruta y había muerto dentro con su perro”, una tradición que narran a los turistas para impresionarlos al pie de una tumba simulada, donde se detienen a explicar la tétrica versión.

Quienes investigamos y decimos algo nuevo de un tema viejo, tenemos que tragar saliva, por aquellos que aseguran, que si ellos no lo saben, entonces, no es verdad.

P.D. hasta el otro sábado

Por: Carlos Lavín Figueroa / carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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