En 1900 Inazo Nitobe (1862-1933), escribió “Bushido” (El Espíritu de Japón). Descendiente de Samurais, Nitobe parece responder a la pregunta de por qué Japón es como es. La palabra Bushido significa “el camino del guerrero”. Es “el camino que los nobles guerreros debían seguir en su vida cotidiana” que permeó la cultura japonesa. Nitobe estudió y dio clases en la Universidad Imperial de Tokio, Japón y en los EUA en la Universidad de Johns Hopkins. El libro permite entender la filosofía y ética de los Samurais, y la influencia que ha tenido en la vida del Japón contemporáneo.

Nitobe investiga y reflexiona cómo el Bushido es el origen de las virtudes de los japoneses: la rectitud, el coraje, la benevolencia, la sinceridad, el honor, la lealtad y el autocontrol. Profundiza en las tradiciones que marcan la cultura japonesa como el budismo, el sintoísmo, el confucianismo y finalmente el cristianismo que llegó con los portugueses.

Inazo Nitobe compara la tradición de los caballeros feudales de Europa con la cultura Samurai. En el siglo XIII el imperio se ve desplazado y surge la figura del Shogún. Es la época feudal de Japón que coincide con la de Europa. El Shogún es el jefe militar vitalicio. El emperador una figura simbólica. Los señores feudales (Daimyo) tenían que ser leales al Shogún.

La educación de los Samurais y la nobleza abrevaron en las corrientes religiosas que llegaron a Japón.

El Sintoísmo les inculcó el amor y respeto a la naturaleza y lealtad al soberano; del budismo la meditación y disciplina; el Confucianismo les proveyó de una estricta moral. “El carácter tranquilo y afable se adecuaba particularmente bien a los Samurais y a la nobleza”.

El Bushido buscaba la sabiduría. La educación que se les daba proporcionaba con sencillez los elementos esenciales para una conducta sólida en la vida. Nitobe destaca que la rectitud es el primer elemento para el Samurai. “…la rectitud es el hueso que proporciona firmeza y estatura”. Por su parte, el coraje es una virtud para hacer lo correcto. El valor, la fortaleza mental, la bravura, la intrepidez son cualidades que se transmitían de generación en generación. “Un hombre verdaderamente valiente siempre está sereno”. “La tranquilidad es el coraje en reposo”. El Bushido parece ser la columna vertebral del Japón de ayer y de hoy.

El honor se asumía como algo natural. Cualquier infracción a las normas era una vergüenza. El temor a la deshonra pendía como una espada en la cabeza de un Samurai.

Te doy mi palabra, se decía antes en México. El honor se tenía en un alto concepto. Era palabra de honor. Honor que vemos que se ha perdido cuando vemos a nuestros líderes escondiéndose o despotricando desde las tribunas más elevadas de la nación.

Japón no la tuvo fácil. Las diferentes épocas por las que ha transitado van desde belicosidad y resistencia ante los intentos de invasión mongoles o coreanos que enfrentaron. Desde el centralismo nacionalista más estricto de la era feudal hasta la apertura en la época Meiji (1868-1912) que vino abrir al Japón al comercio internacional y a la cultura occidental.

La explicación que da Nitobe del por qué se llegó a ser lo que son, nos obliga a saber por qué dijo el filósofo de Gúemes “estamos como estamos por que somos como somos”.

Esta semana será sometido al pleno de la Cámara de Diputados la solicitud de desafuero contra el ex gobernador de Morelos. Fue acusado por su media hermana de violación en grado de tentativa.

No creo que los que han perdido el honor se vayan hacer el harakiri como los Samurais.

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