Morelos Rinde Cuentas, recientemente, publicó una gráfica que muestra que en noviembre del año pasado el IMSS registraba 222,388 empleos formales. En junio de este año descendió a 219,977 empleos formales. O sea 2401, menos. El empleo formal significa tener acceso a servicios médicos, hospitalización, cirugías, medicamentos, laboratorios, urgencias, prestaciones económicas, incapacidades, guarderías, ahorro para el retiro y otras.
El cierre de la planta de NISSAN significa que los empleados y trabajadores perderán estos beneficios. Muy lamentable. Las crisis a veces sirven para dar paso a nuevas oportunidades. Pero hay que ponerse las pilas.
En 2021 la planta de Nissan en Barcelona cerró después de 40 años de operación. Se perdieron 3000 empleos y directos y se calcula 20,000 indirectos. La baja competitividad, los modelos obsoletos, la falta de inversión y la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi en Europa, fueron las causas principales. La Nissan tiene más de 132000 empleados en sus plantas alrededor del mundo.
En Barcelona el gobierno y el sector privado crearon un plan para mitigar el impacto. Plantearon la creación de un hub de innovación, reconvirtiendo el terreno para impulsar empresas de
desarrollo de tecnología digital, startups, energías renovables o vehículos eléctricos. Nissan ofreció recontratar para otras plantas; sólo el 10% aceptó. Para incursionar en las nuevas tecnologías se dieron cursos de capacitación, se invitó a empresas de tecnología avanzada y se les ofrecieron incentivos. El gobierno destino 100 millones de euros a las PYMES. Un banco europeo financió empresas de movilidad eléctrica. Para el año pasado el 70% del terreno ya está ocupado. Falta aún mucho por hacer, pero están en la ruta.
La experiencia de Barcelona nos da unas claves: hacer planes con sentido de urgencia. Los inversionistas normalmente tienen prisa. Involucrar al sindicato y no depender de una sola empresa.
Algo similar hicieron las empresas de Detroit ante la crisis financiera del 2008 y cierre de empresas como la Ford, GM yaba
La noticia del cierre pareciera que fue intempestiva. La verdad es que ya en el 2020 algunos medios publicaron en calidad de rumores que Nissan Morelos cerraba. (El Financiero, 2020). En el 2022 suspendió actividades la línea dos; en mayo del este año, oficialmente la empresa sostuvo que no cerraría, sin más comentarios.
Posiblemente en Morelos se requiera generar una política pública emergente que contemple a todos los actores involucrados o afectados para hacer un frente común y enfrentar al crisis que provocará el desempleo. El liderazgo del gobierno estatal será esencial. Se trata de crear una estrategia, además de la carta a los japoneses, que contemple acciones urgentes para el primer semestre, inclusive, antes del cierre definitivo. El personal posee experiencia, pero habrá que capacitarlos en las nuevas tecnologías.
El plan deberá considerar el apoyo financiero a las PYMES que han dependido de Nissan. Además se deberá pensar en dar subsidios para el arranque de nuevas alternativas empresariales. La aportación del gobierno federal será vital.
A mediano y a largo plazo, el plan deberá considerar atraer a nuevas empresas ofreciendo estímulos. Empresas verdes, de electrónica, invernaderos de alta tecnología, péneles solares, energía eólica, por ejemplo.
Morelos se caracteriza por tener una importante infraestructura de escuelas y universidades de nivel superior. Tendrán que ser convocados.
Para los morelenses significa un agujero importante en su economía. Muchas familias se enfrentarán a una nueva realidad. Atrás quedará la satisfacción de haber contribuido a producir más de seis millones de unidades en esos 50 años. No es tiempo de lamentar. Hay que ponerse las pilas.
