¿Sabías que en el Palacio de Cortés o Museo Cuauhnáhuac hay una muñeca relacionada al parecer con la brujería? Ésta es su historia:
Descubierta por accidente
Todo se remonta a los trabajos de excavación y exploración del Palacio de Cortés, en Cuernavaca, realizados en los años 70, por arqueólogos del INAH.
Entre los trabajos, llamó la atención la aparición, en escondrijos en las paredes, de algunos elementos vinculados con prácticas mágicas. Tal vez el más interesante de estos objetos sea una pequeña muñeca de madera, de no más de 10 centímetros, que fue evidentemente usada en algún trabajo de brujería, quedando oculta, en la chimenea de la cocina colonial, hasta que los arqueólogos dieron con ella.
La muñeca tenía la cabeza atravesada por un alfiler.
Junto a ella también fue localizado un mechón de cabello humano que el paso del tiempo no ha podido pulverizar. Aunque el vestido de la muñeca no corrió con la misma suerte, ya que prácticamente ha dejado de existir.
¿Quién la colocó ahí y con qué objetivo lo hizo?
La responsable de esto podría ser doña Juana Ramírez de Arellano y Zúñiga, hija del conde de Aguilar y esposa de Hernán Cortés. Ella habitó en esta casa palaciega a partir de 1531.
Mientras vivió ahí mandó a modificar, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Antropoligía e Historia (INAH), la capilla del padre Melgarejo para convertirla en un comedor y cocina con chimenea, probablemente fue también ella quien colocó el mechón y la muñeca en la pared, ambos artículos relacionados con la hechicería.
Más tarde, entre 1629 y 1747, el edificio sufrió una etapa de abandono, para posteriormente tener diferentes usos, uno de los cuales fue ser sede de la Santa Inquisición en esa región.
Hacia 1821 se convierte en Palacio de la República, por lo que resiste nuevos cambios, entre los que sobresale la instalación, en el segundo piso, de la sede del gobernador, quien tapa el hogar en el piso inferior y elimina el tiro de la chimenea,
convirtiéndolo en un basurero donde fueron a parar los restos de las modificaciones realizadas. De esta manera la muñeca y otros elementos de brujería quedaron inmersos y olvidados entre el escombro y basura.
Puertas mágicas de las brujas
En la Edad Media, las chimeneas eran consideradas el corazón de una casa y a la vez una puerta mágica para que las brujas salgan y entren, por lo que colocar objetos de brujería en ellas era una práctica algo común.
Los trabajos de excavación del Palacio de Cortés iniciaron en 1971, cuando el Gobierno estatal construyó su nuevo edificio y dejó al INAH en comodato ésta antigua edificación, con la condición de que fuera convertida en un centro cultural y museo en el que fueran exhibidos algunos objetos de valor artístico y se mostrara el paso histórico y arqueológico de Morelos.
La investigación estuvo a cargo del doctor del INAH Jorge Angulo Villaseñor, convirtiéndose en el primer trabajo sistemático de Arqueología Histórica en México.
Durante los trabajos arqueológicos, cuando se descubrió la presencia de la chimenea se decidió remover el murete que tapaba la boca del hogar.
Al realizar el estudio de los materiales que se encontraban mezclados con los escombros se encontró la pequeña muñeca, que debió haber estado en el mismo contexto que un ovillo de largo cabello humano insertado en una de las rendijas que formaban las piedras interiores del muro del tiro.
¿Muñecas malvadas?
Un texto de investigación del doctor Jorge Angulo Villaseñor, relata que muñecas encontradas en el Palacio de Cortés eran usadas para atraer al ser amado realizando un amarre o para perjudicar a alguien.
“En ambos casos se requiere además de la muñeca, elementos propios de la persona como cabello, uñas o telas robadas, ya sea pañuelos o retazos de vestido para poder aderezar a la muñeca y que se parezca más al objeto del deseo”, indica el investigador.
¿Dónde verla?
Hoy en día la muñeca se encuentra depositada en una vitrina casi escondida en la sala de El Mayorazgo, y ha perdido la ropa que la vestía, misma que yace hecha pedazos a su alrededor. del Palacio de Cortés.
En el caso particular de la muñeca de la chimenea del Palacio de cortés, dice Jorge Angulo, podemos pensar que el trabajo fue realizado entre el tiempo que vivió ahí Doña Juana y antes de que fuera ocupado el espacio como Inquisición, sin embargo, no tenemos más luz sobre este caso que la presencia misma de la muñeca, que hubiera continuado oculta de no ser por la puesta en valor del edificio en 1971.
Hechicería y cultos africanos
Por lo general se asocia a las muñecas de brujería con cultos africanos como el Vudú, sin embargo, olvidamos que durante el Medioevo europeo el uso de estas muñecas estaba generalizado y hubo muchas denuncias a la Inquisición, en Europa
y el Nuevo Mundo, relacionadas con su utilización.
Tanto las brujas británicas como las del resto de Europa, siglos antes de que las modernizadas formas de brujería se desarrollaran, empleaban muñecas hechas de arcilla, cera o madera en trabajos específicos con la intención de curar, dañar o ayudar a las personas que las muñecas representaban.
La magia con muñecas generalmente está contenida dentro de la categoría de hechicería maléfica u oscura; esta idea ha surgido no sólo de la interpretación cristiana de la hechicería en general, sino que también de la errada comprensión de
los mecanismos y connotaciones asociadas con las antiguas y modernas prácticas de hechicería.
Existe muy poca literatura sobre la aplicación práctica de la magia con muñecas, aparte de sus usos en hechicería Africana y el Vudú Haitiano. Relatos históricos británicos de magia con muñecas sólo relacionan su uso en la brujería sin cubrir los aspectos técnicos empleados. Una de las fuentes de mayor confianza sobre información concerniente al uso de muñecas en Inglaterra es el Museo de la Brujería en Boscastle, Cornwall, que contiene ejemplos en sus exhibiciones.
Entre ellas hay algunos ejemplares que también se encontraron en el interior de chimeneas, "por lo que podemos pensar que esta era una práctica relativamente común. Sabemos que durante la Edad Media la chimenea era considerada como el
corazón de la casa, un espacio vinculado con las fuerzas de la naturaleza (el fuego y el aire) y por lo tanto es también una entrada mágica, que suelen usar las brujas para ingresar y salir de las casas.
De acuerdo con documentos inquisitoriales españoles, parece ser que uno de los métodos empleados por las brujas para salir de las casas después de haber hecho sus fechorías y, con todas las probabilidades de no ser descubiertas, era
desaparecer por la chimenea, el otro era hacerse desvanecer instantáneamente por encantamiento.
Según los procesos inquisitoriales, tomando como ejemplo los de dos brujas del siglo XVI, Dominica la Coja y Catalina Aznar cómo acostumbraban a envenenar niños, entrando por la puerta ayudadas por el Diablo y cómo para salir “se subían por los cremallos de la
cocina” y luego desaparecían en el medio de la noche. De ahí la tradición aragonesa de poner en la parte exterior de la chimenea un “espantabrujas”, estos solían ser piedras de forma cónica o esculturas burdas que se creía evitaban la entrada por
ese lugar. También, cuando todo el mundo se iba a dormir, se acostumbraba dejar las tenazas del hogar abiertas en forma de cruz o bien hacer una o tres cruces en las cenizas.
El significado de la muñeca
La muñeca representa al “gemelo mágico”, la anatomía puede estar encarnada claramente para distinguir el género. Un mechón del pelo de la persona a la cual simboliza se puede sujetar a la cabeza o cuerpo de la muñeca y pelo púbico en los
genitales, recortes de uñas y un pequeño trozo de tela pueden ser incorporados para intensificar el vínculo mágico.
La muñeca estará mágicamente cargada durante su construcción y, a la vez, el hechicero o la bruja, desarrollará un fuerte vínculo mágico a través de los elementos tomados de su cuerpo. Si el hechicero desea incluir fluidos corporales, tales como saliva y sangre, pueden ser combinados en una pequeña vasija y después usados para masajear a la muñeca, lo cual supone que le otorga mayor poder.
Un ejemplo de este uso del “gemelo mágico” lo encontramos en un juicio de la Inquisición Novohispana, de 1782, en el que se anexó como prueba una muñeca hecha con tela de algodón que forma parte del expediente sobre el proceso¿ inquisitorial contra Fray Francisco Javier Palacios, de 18 años de edad, religioso profeso de la orden de Santo Domingo y corista del convento de San Felipe Neri en Oaxaca.
Al parecer este joven fraile no quería seguir con los hábitos, estaba enamorado de una mujer y pactó con el Demonio para que lo ayudara a salir del convento y conseguir a la mujer que quería. Esta mujer llamada Josefa Sosa, confeccionó la muñeca para él, pues según los términos del contrato que celebró con “el Príncipe de las Tinieblas”, éste debía adorar a la muñeca en representación del Demonio mismo, sin embargo, la muñeca no tiene alguna forma diabólica, es más bien una sencilla mujer vestida con un largo vestido, un delantal y un paliacate rojo en la cabeza (AGN, 1782).
Como se puede apreciar estas muñecas eran usadas para varios propósitos: para atraer al ser amado realizando un amarre o bien para perjudicar a alguien. En ambos casos se requiere, además de la muñeca, de elementos propios de la persona,
como cabello, uñas o telas robadas, ya sea pañuelos o retazos de vestido para poder aderezar a la muñeca y que se parezca más al objeto del deseo.
Fuente: Suplemento Cultural Tlacuache, delegación INAH Morelos, septiembre 2013 y México Desconocido