La fiesta patronal del Barrio de Gualupita se celebra el 12 de diciembre en honor a la Virgen de Guadalupe. En mi niñez se organizaba el festejo nueve días antes con el novenario. Los habitantes del barrio eran católicosguadalupanos. Comenzaban adornando las calles con las hileras de papel picado de diversos colores, pegados con engrudo en piolas que amarraban de extremo a extremo en postes, ventanas, cables y alcayatas.

Durante los nueve días previos al 12, el padre Navarrete visitaba las casas donde habían colocado altares conmemorativos a la Virgen, para celebrar misa. La parroquia también lucía adornada con hileras de papel picado y en el altar al pie de Virgen, colocaban infinidad de ramos de flores y macetas con nochebuenas. La imagen de la Virgen estaba colocada en un marco dorado, flanqueada por dos ángeles. Afuera de la parroquia, en las calles y en las dos glorietas, se instalaba la infraestructura de la feria: puestos de tamales, atole, pan, buñuelos, elotes, dulces, nieves, frutas, juguetes, trastes, ropa, etc. Juegos mecánicos como la rueda de la fortuna, el gusano, los caballitos y el carrusel. Al amanecer del día 12, lo iniciaban tocando las campanas y los feligreses que llegaban antes de la misa cantaban las Mañanitas a la Virgen, al mismo tiempo que la estudiantina femenina tocaba sus instrumentos y cantaban, en conjunto con la banda de Chamilpa y la marimba. Antes de iniciar la misa el coro de niños del catecismo cantaba la guadalupana. A las siete de la mañana el padre Navarrete oficiaba la primera misa y su homilía la dedicaba a las apariciones de la virgen del Tepeyac; posteriormente daba la bienvenida a las peregrinaciones llegadas de Tlaltenango, Chapultepec, Amatitlán, Pilancón, La Estación y del propio barrio. Otro aspecto de la fiesta patronal consistía en presentar ante la Virgen a los pequeños niños vestidos de Juan Dieguitos o inditos y las niñas vestidas de inditas, para luego retratarlos con la imagen de la Virgen colocada en el atrio. Los devotos hacían fila para presentarse ante la Virgen, donde se persignaban, se hincaban, se encomendaban, daban las gracias por las plegarias cumplidas, le rogaban por un bienestar, le pedían su bendición y depositaban una limosna. Como complemento del festejo patronal se realizaban eventos en las calles. Durante el día se realizaban carreras de burros montados por jóvenes; salían de los Arcos hasta la meta en el Casino, también se hacía una carrera de jóvenes metidos en costales, otra carrera en bicicletas y un minimaratón por las calles del barrio; los ganadores recibían regalos. Otra competición era el palo encebado, donde sólo jóvenes esforzados se trepaban para alcanzar los regalos colocados en la punta del poste. En la noche en medio del bullicio y la algarabía, se encendía el torito provocando una alborotadora alegría entre la gente. Luego seguía el espectáculo de la torre del castillo con sus fuegos artificiales, destellos y tronidos; cuando se extinguían sus luces terminaba la fiesta patronal.

Personajes del barrio: Abraham Salazar, inició la construcción de la parroquia. Delfino Salazar, concluyó la construcción de la parroquia. Amador Salazar, primo y brazo derecho de Emiliano Zapata.

Felipe Neri, el revolucionario morelense más valiente. Herlindo Salazar, tío de Emiliano Zapata y presidente municipal en 1925. Jesús Gómez, repartía el correo en carreta en los años 20. Francisco Gutiérrez Rosales, veterano de la revolución, regidor y donador de la imagen de la Virgen de Guadalupe venerada en la parroquia. Adalberto Alquisira, constructor de la calle Melchor Ocampo. Faustino Estrada, licenciado acaparador de terrenos, dueño del predio de El Buen Retiro, donde construyó su finca. Marcial Ugalde, jefe de la Estación. Miguel Salinas López, arquitecto, funcionario público, catedrático y dueño del Rancho Colorado. Félix Frías Sánchez, biólogo rector de la UAEM. Martha León, maestra de inglés. Carlos Célis Salazar, abogado rector de la UAEM. Manuel Suárez, empresario fundador del hotel Casino de la Selva. Lilia Suárez y Fernando Cobo, gerentes del Casino. Alfonso Navarrete, párroco por 22 años de la parroquia. Alejo Jacobo, escultor. Donaciano Guerrero, veterano revolucionario dueño de la vecindad de los Arcos. Inés Gutiérrez, directora de la escuela Felipe Neri por 24 años. José Ventura Ferreiro y Soledad, fundadores del asilo de ancianos. Carlos de la Sierra, maestro de música director del IRBAC. Otto Wursburger, médico fundador del sanatorio El Buen Retiro. Felipe Miller y Teresa Mandl, dueños del hotel El Buen Retiro. Carlos Juárez Romo, trabajó en el sanatorio y en el hotel El Buen Retiro. Florentino Ayala Figueroa, abogado y orador. Tomás Osorio Avilés, abogado y diputado. Alicia Martínez Gutiérrez, diputada y regidora. Héctor Guerrero, regidor. Ángel Ocampo y Columba, dueños del restaurante Los Ocampo. Don Ricardo, dueño de

la abarrotera Mi Tienda. Justo Ezquer, dueño de la hielera Ideal. Erika Cortés, licenciada y diputada. Ana María Güemes, maestra del kínder por 50 años. Refugio López Lara, contador público y catedrático. Ernesto López Lara y Lorenzo Gutiérrez Barba, médicos. Guillermo Lasso, médico veterinario. Julio Cesar Peña Vera, médico y regidor. Mario López, profesor de la Felipe. José Mujica, fletero. Ernesto Bustos, jefe de mantenimiento del Casino por 25 años. Hugo Pozos, escultor. Vicente López Lagunas, cevichero de las Olas Altas. Roberto Güemes Salazar, decano del Club Rotario. José Luis Sotelo, dentista. Joaquín Landa Ávila, profesor por 40 años, miembro del SNTE y funcionario del IEBEM. Fernando Balcazar, hojalatero. Alfredo Martínez, electricista. Roberto Jaimes, carpintero. Roberto Becerril, entrenador de futbol. Carlos Salazar Ronces, Alfonso Ramírez Salgado y Fermín Villanueva Salazar, futbolistas. Rodolfo Nájera, taxista y policía por 41 años. Bulmaro Hernández, trabajó en la Modelo y líder sindical con oficinas en Pericón. Paco Román Lara, promotor cultural. Enrique Paredes, abogado. Federico Shaeffer Velázquez, arquitecto Fisch, construyó dos edificios en el barrio, en el de Leandro Valle tenía su despacho. Jesús Gutiérrez Barrera, restaurador de arte y filatelista. Sergio Sotelo Bustos, piloto de la fuerza aérea. Rafael “Fago” Gutiérrez Bustos, fontanero, migrante, trabajó 30 años en Disneylandia.

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