Cada vez es más global la tendencia de “estilo de vida saludable”, que invita a las personas a alimentarse de mejor manera y ejercitarse con mayor frecuencia. El deporte vuelve a ser una actividad del día a día que reúne a gente de todas las edades y condiciones, y es por ello que la figura del fisioterapeuta es un elemento importante.
Cuando un deportista sufre algún tipo de lesión, es frecuente que se le recomiende asistir a fisioterapia. ¿Por qué? Porque estos profesionales son los encargados de prevenir, tratar y rehabilitar la condición física y la movilidad del ser humano.
Pero ser un buen fisioterapeuta y ganarse la confianza de los clientes no es un trabajo que se haga de la noche a la mañana. Es necesario tener un factor diferenciador, ser empático, saber comunicarse y –lo más importante– mantenerse constantemente actualizado.
Existen muchos elementos que pueden permitir que un profesional crezca en esta área, pero en esta oportunidad destacaremos los más importantes.
Desarrollo de habilidades blandas
Un fisioterapeuta no tiene un único perfil de clientes. Si bien es una carrera profundamente ligada a los deportistas, no es excluyente de este sector. Además de los atletas o aficionados al ejercicio, es frecuente encontrarse con pacientes de edad avanzada que acuden a control para mejorar y monitorear su movilidad.
De igual manera, el paciente puede ser un adolescente que necesita rehabilitación física, un niño, una mujer embarazada o un adulto con complicaciones respiratorias. Son muchos los casos, por eso el desarrollo de habilidades blandas es vital para un fisioterapeuta. Es imprescindible saber escuchar al paciente, observar pacientemente y con detalle, saber comunicarse asertivamente y –lo más importante– transmitir confianza.
La responsabilidad, el compromiso, la honestidad, la prudencia y la vocación son claves.
Los grados académicos pasan a un segundo lugar cuando un profesional no puede hacer que el paciente se sienta seguro en sus manos. Hay que tener presente, en todo momento, que esa persona te está confiando su cuerpo y su bienestar. Un fisioterapeuta que no cuente con habilidades blandas, está destinado a una clientela incierta.
Formación continua
La ciencia, los estudios médicos y la tecnología son elementos que avanzan día tras día. Es por ello que un profesional que aspire a crecer en este campo debe mantenerse actualizado con las tendencias, metodologías, tratamientos y novedades.
La mejor alternativa son los diplomados universitarios para fisioterapeutas. No solo para estar al día con las herramientas y técnicas que mejorarán la calidad del servicio ofrecido, sino también para fortalecer un área en especial.
Por ejemplo, un profesional que ha desarrollado interés y empatía por sus pacientes de edad avanzada, puede interesarse por programas especializados en geriatría y gerontología. El estudio y la práctica constante son las únicas maneras de aumentar los conocimientos en el área, brindándole calidad y seguridad a todo aquel que solicita los servicios.
La fisioterapia es una ciencia amplia y que da lugar a muchos escenarios. Por eso la manera más efectiva de hacerse un máster en una rama específica, es la formación continua. Los diplomados, cursos, talleres, postgrados y convenciones son aliados para lograr un perfil exitoso.
Tratamientos integrales
Cada caso, cada lesión, cada paciente requiere de un tratamiento adecuado a sus necesidades y condiciones. Sin embargo, es tarea del fisioterapeuta contar con el abanico de opciones que puedan brindarle alivio. La premisa es que el usuario debe salir de la consulta mejor de como llegó, y no todos los tratamientos tradicionales funcionan igual en todas las personas.
Por esta razón, se le recomienda a los profesionales combinar las metodologías para ofrecer tratamientos integrales enfocados en el bienestar del cliente.
Las manos de un fisioterapeuta son instrumentos de alivio y sanación, sin embargo, las tecnologías y métodos son infinitos así que cada día hay más alternativas que pueden combinarse para lograr mejores resultados. Un buen referente de la fisioterapia sabe –y debe– trabajar en equipo, especialmente si sabe que su paciente puede ser un caso apto para integrar elementos como la masoterapia, kinesioterapia y acompañamiento emocional.