El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, respondió con firmeza a la amenaza del presidente de EE. UU. Donald Trump, quien anunció un arancel del 50 % sobre las exportaciones brasileñas a partir del 1 de agosto de 2025. En entrevista con Record TV, Lula anunció que su gobierno buscará primero una vía negociadora, pero que, de no conseguirse un acuerdo, activará la nueva Ley de Reciprocidad Económica.
Esta normativa, aprobada recientemente por el Congreso de Brasil, faculta al Ejecutivo para imponer gravámenes equivalentes, suspender derechos de propiedad intelectual o limitar inversiones estadounidenses si se desequilibra la relación comercial. “Si nos van a cobrar 50, les cobraremos 50”, expresó Lula sin titubeos.
Aunque Lula mantiene abierta una posibilidad diplomática e incluso evalúa llevar el caso a la OMC, admite que Brasil está preparado para responder con medidas espejo. Desde Brasilia, su Ministro de Hacienda, Fernando Haddad, y el vicepresidente Geraldo Alckmin han estado trabajando en una estrategia para amortiguar los efectos de estas acciones en la economía nacional.
El origen de la polémica arancelaria se remonta al juicio que se sigue contra el expresidente Jair Bolsonaro, acusado de conspiración golpista tras los sucesos de 2022. Trump justificó los gravámenes como una respuesta no solo a estos procesos, sino también a supuestas restricciones a la libertad de expresión en Brasil.
Se trata de una de las medidas más fuertes adoptadas por Trump en su regreso a la Casa Blanca: el gravamen del 50 % es el mayor impuesto aplicado a ningún otro país, y se suma a sanciones similares anunciadas simultáneamente contra Japón, Corea del Sur y Malasia.
Brasil, cuyo principal socio comercial sigue siendo China, ve en Estados Unidos al segundo destino de sus exportaciones. La medida amenaza especialmente productos como café y zumo de naranja, que representan una porción significativa del comercio bilateral.
