El enfrentamiento del jueves anterior, entre policías de la Guardia Nacional y talamontes en el centro de Huitzilac, a unos 500 metros del Ayuntamiento, es el más reciente, pero seguramente no será el último. Poco después de las once de la noche, los guardias les marcaron el alto a dos sujetos que se transportaban en un camión adaptado para cargar troncos sustraídos ilegalmente del bosque. El día siguiente se publicó el saldo del evento: dos talamontes heridos y un vehículo incendiado.

No es la primera vez que algo semejante ocurre. Octubre de 2023. La Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz informa sobre un operativo derivado de denuncias ciudadanas que resulta en el aseguramiento de ocho aserraderos, 43 trozas (árboles), 978 polines, 760 barrotes, 530 tablas, 457 tablones, mil 760 palillos, 435 cajas de tarimas, ocho torres de aserrío, carros empujón y otros tantos motores, tres sierras de banco, 59 cintas de sierra, tres carretillas y cuatro automotores para carga de madera. Entre julio y octubre, la coordinación del Gobierno de la Ciudad de México, elementos del Ejército Mexicano, Guardia Nacional, Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Fiscalía General de la República y Comisión de Recursos Naturales consigue desmantelar 29 aserraderos.

En junio de 2009, tiene lugar el hasta hoy probablemente golpe más fuerte a los talamontes. Un operativo de personal de la Policía Preventiva Estatal y de la Comisión Estatal de Agua y Medio Ambiente, así como del Ejército Mexicano, Guardia Nacional, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Fiscalía General de la República, Comisión Estatal de Seguridad y Comisión de Recursos Naturales logra el decomisó de once tráileres cargados con 869 metros cúbicos de madera obtenida ilegalmente. Publicitado como el mayor golpe del gobierno federal a la tala clandestina de árboles en el estado de Morelos, sin embargo, sólo por un corto tiempo inhibe la explotación.

En enero de 2022, agentes de la Guardia Nacional y del Ejército Mexicano catean el paraje conocido como “La Quebradora”, en Huitzilac, donde presuntamente había un aserradero clandestino. Unos sesenta lugareños reaccionan quemando llantas y bloqueando la carretera con troncos. A través de redes sociales, lugareños avisan que dos grupos de militares y policías federales han entrado por la carretera federal y la autopista México-Cuernavaca, por lo que se reúnen en la carretera que conduce a las Lagunas de Zempoala para derribar árboles, quemar llantas y bloquear la salida de los elementos federales.

Al final, de lo que se trata pero pocos mencionan, es del terrible daño por los millones de metros cúbicos de madera extraída y comercializada ilegalmente. Una actividad ancestral de ejidatarios y comuneros que no han optado por otros medios de subsistencia, ¿porque no han podido o querido? En Huitzilac abunda la madera, pero escasean los empleos. En términos territoriales, Morelos es el tercer estado más pequeño del país, pero el noveno por la riqueza de su biodiversidad. Su superficie forestal, originalmente abundante, ha disminuidos de manera drástica en los últimos años. Las cifras son aproximadas: hoy sólo representa el 17%, es decir, unas 87 mil hectáreas de un total de 496 mil, de las cuales la ganadería utiliza el 17% y la agricultura el 38%. Con cerca de dos miles de habitantes, la tasa de crecimiento poblacional en Morelos es una de las más altas del país, sólo después del Distrito Federal y el Estado de México… (Me leen mañana).

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