El comisionado Estatal de Seguridad, José Antonio Ortiz Guarneros reconoce más de 500 homicidios dolosos en lo que va del año y admite un incremento del 5 por ciento, pero recurre al argumento de que tantos asesinatos se deben a la “pugna entre varias bandas criminales”. Lamenta que muy pocos jóvenes ingresan a la Academia Estatal de Policías, reclutados solamente en 8 de los 36 municipios y entre éstos Cuernavaca, Emiliano Zapata, Temixco y Huitzilac, este último donde más se apuntaron por la razón de que a los policías les acaban de aumentar el salario. En Cuautla y Temixco se ha recrudecido la violencia, en ambos municipios nadie quiere ser policía y por eso no se registraron aspirantes. Si además de que solamente 56 aprobaron los exámenes de control y confianza, el resultado es menos nuevos policías y más violencia.

“De nada sirve pedir que la estrategia de seguridad cambie si no hay con qué hacer frente”. Menos mal que de acuerdo a números del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Morelos no figura entre las entidades con más homicidios dolosos. Guanajuato ocupa el nada honroso primer lugar, seguido del Estado de México, Michoacán, Jalisco, Baja California, Zacatecas, Chihuahua, Sonora, Guerrero y Veracruz.

LLEGAR A VIEJO. La celebración del Día del Anciano data de 1982, con la Primera Asamblea Internacional de la ONU dedicada al envejecimiento. Se festejó a los adultos mayores por primera vez en 1983, primero en la Ciudad de México y al año siguiente en Monterrey. A partir de 1998, el 28 de agosto se conmemora en todo el país el Día del Abuelo o del Anciano. Al paso de los años se cambió de nombre por el “Día del Adulto Mayor”, debido a que la gente se dio cuenta de que cada día son más los ancianos en nuestro país. Desde entonces la fecha se ha hecho más importante, pues no deja de ser significativo que se recuerde y festeje a “viejitos” y “viejitas”, usando este apelativo con el cariño y respeto que se merecen por cuanto representan en la vida de una familia y de la comunidad. Las estadísticas indican que en los próximos 20 años –por allá del 2042– se triplicará la población de adultos mayores en nuestro país. México será un país de viejos y viejas, lo cual no tendrá nada de trágico si se vive con calidad. En las siguientes décadas el segmento de la población adulta mayor ascenderá a 8.9, 12.5 y 17.5 por ciento del total de la población. Haber aumentado la esperanza de vida en el país hizo que se cambiara el cálculo: si antes se preveía que un individuo podía llegar sin problemas a los 50 años, ahora llega a los 70 y más, debido al mejoramiento de las condiciones de vida. En 1987, al inicio de uno de sus conciertos en el Auditorio Nacional, el gran Joan Manuel Serrat lanzó esta crítica que sigue vigente: “Esta sociedad, o sea nosotros, al hombre y la mujer, después de sacarles todo el jugo acostumbramos a condenarlos al pacto del hambre, arrinconarlos, a humillarlos. Y esto no es sólo una canallada, es peor. Esto es una demostración palpable de la estupidez de esta sociedad, o sea nosotros, porque por un lado aquellos que hoy se sienten jóvenes han de reconocer que con el transcurso del tiempo a lo más que podemos aspirar es a envejecer con dignidad y difícilmente podrán hacerlo si los que hoy son jóvenes no ayudan a los que hoy son viejos, a envejecer con esta dignidad. Por el contrario, hoy es pisotear y despreciar la experiencia y eso es lo que, nosotros, como sociedad, hacemos cada día”… (Me leen mañana).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com 

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