Unos doscientos árboles de ficus en diferentes colonias y el Jardín Juárez están enfermos, atacados por parásitos que los deteriora rápidamente. La voz de alerta salió de la Dirección de Parques y Jardines del Ayuntamiento que pidió apoyo a la Universidad Autónoma del Estado de Morelos para atender la emergencia. El cómo y el cuándo se sabrán dentro de unos días. Pero sería una lástima que Cuernavaca perdiera a los ficus; sin ser una especie nativa, para los cuernavacenses tienen carta de naturalización. Sucedió con los árboles de guayaba, sustituidos por la plancha de tabiques, concreto y acero que acabó desquiciando el clima. Para Cuernavaca, los guayabos son lo que los tamarindos para Iguala. En junio de 1832, en el zócalo igualteco plantaron 32 tamarindos por orden del general Luis Gonzaga Vieyra, por lo que también se conoce a Iguala como la Ciudad Tamarindera. O los naranjos de Jerez, Zacatecas, poblado de esta especie de árboles el atrio del Santuario de la Virgen de la Soledad en el centro histórico de la cuna del poeta Ramón López Velarde. En Cuernavaca, los terrenos donde en el inicio de los setenta fueron construidas las casas del fraccionamiento clasemediero Jardines de Acapantzingo estaban repletos de árboles de guayaba que en aras del “progreso” fueron asesinados, desaparecidos, borrados del panorama de esa parte de la ciudad. Hoy, si no con ficus, que el Jardín Juárez y otros espacios de la ciudad sean repoblados con guayabos, cientos, miles, tantos como científicamente sea posible. “Guayabo”, el gentilicio del mismo alcalde Antonio Villalobos que puede y debe hacerlo. Del cartel de funcionarios fuereños nada autóctono pueden esperar los cuernavacenses… EN algunas zonas urbanas, y no se diga en el campo, cuando arrecia el calor se escucha el canto de las chicharras clamando por la llegada de las lluvias. La chicharra o cigarra, cuyo nombre científico es Cicada orni, aturde con su sonido incesante los tórridos días de verano, y aunque lo llamamos canto, en realidad se trata más bien de un concierto de percusión. El ensordecedor sonido lo producen los machos para atraer a las hembras frotando un órgano estridulador –rechinante o chirriante– llamado tímbalo. Éste se halla en los costados del primer segmento abdominal, consta de unas membranas llamadas timbales y de dos cavidades con aire que funcionan como cajas de resonancia. Para apreciar el concierto de sus pretendientes, las hembras cuentan con unos órganos auditivos situados en la zona torácica. Aunque la serenata se puede producir en cualquier momento del día, suele ser más intensa al anochecer y al amanecer. De chamacos quizá escuchamos otra versión: que el de las chicharras es un canto agónico, pues la elevada temperatura ambiental hace insoportable el caparazón que le envuelve, por lo que nuestros oídos perciben como una especie de altisonante rechinido es el movimiento para sacudirse su “cascara”. En una caminata por los lugares donde cantan las chicharras, se pueden ver en el suelo las “cáscaras” o cubiertas de estos insectos, muy parecidos a los chapulines, sólo que más pardos y con alas adicionales traslúcidas del tipo de las libélulas. Pero ya sea canto agónico o concierto de percusiones, lo cierto es que las elevadas temperaturas nos han acicateado al parecer más duro que nunca y, al igual que las chicharras, pegamos el grito en el cielo rogando por la llegada de las lluvias. Anteanoche, cayeron unas gotitas en el sur de la ciudad… LOS conservadores que hoy se rasgan las vestiduras por la tragedia de la línea 12 del Metro en la CDMX, no reaccionaron igual ante la masacre de la guardería ABC, en Hermosillo, Son., donde al menos una de las propietarias resultó ser pariente de Felipe Calderón, en junio de 2009. También enmudeció la hipocresía cuando desaparecieron los 43 normalistas en Iguala, en septiembre de 2014. Comentarios de este calibre menudean por esos días en las redes sociales, incluida la especulación sobre un sabotaje multi asesino perpetrado en la vorágine preelectoral… (Me leen después).

Por José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com 

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