Lo peor que le puede pasar a la movilidad urbana y a la historia arquitectónica de Cuernavaca, es que cualquier día de estos se cumpla la vieja amenaza de que la quinta que fue de Federico T. de la Chica, en medio de la avenida Morelos y las calles de Motolinía y Netzahualcóyotl, acabe reducida a la triste condición de terminal de camiones. El Ayuntamiento puede gestionar federales para comprar esta propiedad, y el Gobierno del Estado expropiarla por causa de utilidad pública para convertirla en un parque público o unidad deportiva, pero nada de esto ha sucedido. Lo que sí hemos visto, es la indiferencia de la autoridad ante la desforestación criminal de que ha sido víctima el predio. Desde afuera se pueden ver árboles añosos que fueron dejados secar intencionadamente, algunos agonizantes que se sostienen trabajosamente en pie y huellas de otros que fueron cortados a pedazos, todo ello con la intención de convertir lo que fue un paraíso verde en una plancha de cemento gris, antiecológica, caliente, impropio del clima de Cuernavaca.
Lo propio, lo que se hace en toda ciudad querida y cuidada por sus habitantes y sus autoridades, es que tanto la terminal de autobuses de Pullman de Morelos como las demás localizadas en el centro histórico y en otras arterias de la ciudad, fuesen ubicadas en una central de autobuses camionera… que no tiene Cuernavaca. La Central de Autobuses es una de las obras que los cuernavacenses llevan esperando medio siglo y, tanto tiempo ha pasado de este anhelo, que los jóvenes de Cuernavaca ignoran que con este propósito fue cedido un terreno por el ejido de Chapultepec, en las cercanías de la subestación eléctrica de la Comisión Federal de Electricidad, cerca de la planta de almacenamiento de Pemex. El proyecto de la Central Camionera fue bocetado medio siglo atrás, en el sexenio 1970-76 del gobernador priista Felipe Rivera Crespo, inimaginable entonces la mancha urbana que una década después comenzaría a extenderse a Jiutepec, Yautepec, Emiliano Zapata, Temixco y Xochitepec. Mientras las terminales de las líneas Flecha Roja (después Futura), Estrella Roja, México-Zacatepec y Estrella de Oro se quedaron estorbando la vialidad en el primer cuadro y en zonas cada vez más transitadas, como son la avenida Morelos, Abasolo, Galeana y Las Palmas, con el paso de los años fue instalada otra terminal en La Selva, una más en Galeana y otra en el boulevard Cuauhnáhuac que generan conflictos de vialidad y contaminación del aire.
Toda ciudad que se precie moderna tiene periférico y una o más centrales camioneras. Son los casos de Guadalajara, León, Aguascalientes, Zacatecas, la capital del país y Monterrey, esta última con “metro”. En Guadalajara, un centro histórico con área peatonal cerrada al tráfico vehicular, y Zacatecas adoquinada, con cableado subterráneo y una rígida legislación que evita la contaminación visual por espectaculares y otros tipos de manifestaciones comerciales caóticas.
En Cuernavaca, del proyecto de la central camionera cuyo predio tuvo el Gobierno del Estado en los sesenta por cesión del ejido de Chapultepec a cambio del terreno donde fue construido el depósito de Pemex, se habló en los gobiernos de Felipe Rivera Crespo y Armando León Bejarano, sin que pasara de ser solamente una buena idea. Antonio Riva Palacio le dio uso a una porción del predio, haciendo la Alameda de la Solidaridad que no es tal, pues álamos nunca ha habido en Morelos, sino un parque donde hasta la fecha hallan esparcimiento familias del oriente de Cuernavaca y el poniente de Jiutepec…
¿Está en el proyecto de las candidatas a gobernadora, Lucy Meza o Margarita González Saravia el proyecto que por fin haga realidad la Central de Autobuses de Cuernavaca? No lo han dicho, tal vez ni siquiera lo han imaginado… (Me leen el lunes).
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