Presidida por diputados, en la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz proscribieron los permisos provisionales para conducir vehículos automotores. Eso fue anteayer. Y que sólo podrán circular si portan placas, todos, absolutamente todos. Ideada la medida para aumentar la recaudación de la Tesorería Estatal, aplicará para unidades del transporte público y privado, incluidos combis y microbuses ruteros, autobuses foráneos de pasajeros, camiones de carga... Y también motocicletas, en las que, contrario a lo que se ha venido comentando en redes sociales y medios tradicionales, no estará prohibido que viajen dos personas. El tema de las “motos”, comentado así aquí alguna vez: “No obstante que en Colombia hace años que está prohibido que dos personas viajen en motocicleta, aplicar esta medida en Morelos sería algo novedoso y útil, pero lento según están las cosas. A mediados de mayo, el secretario de gobierno, Pablo Ojeda, adelantó que en este sentido el Poder Ejecutivo elabora una iniciativa de ley que ‘en breve será presentada’. No de ahora sino de mucho tiempo atrás hay material al respecto que es del conocimiento público. En Medellín, Colombia, la tierra del capo del narcotráfico Pablo Escobar Gaviria, por décadas las motocicletas han sido una herramienta mortal utilizadas por sicarios para acercarse a sus víctimas. Se desplazan en parejas, el conductor y el matón se ponen a un lado de su objetivo, el sicario le dispara y se alejan rápidamente. Las autoridades colombianas han intentado contener los asesinatos en motocicletas, exigiendo que los motociclistas usen chalecos reflejantes y cascos donde muestren los números de sus placas. Hasta hoy tienen vigencia datos duros, como éstos: Durante los primeros diez meses del 2012 Medellín registró 176 asesinatos en motocicletas, lo que representó el 15% de todos los homicidios, de acuerdo a una declaración de Eduardo Rojas León, secretario de Seguridad de esa ciudad. Dijo: ‘Aquí siempre tenemos presente que una motocicleta con un pasajero varón es sinónimo de sicarios y peligro’ ”… Pero eso de la prohibición de los permisos para conducir no será inmediata, sino a partir de que sean reformados el reglamento y la ley de tránsito. Mientras tanto, todo seguirá igual, vendidos por miles los permisos procedentes de municipios guerrerenses en las llamadas “agencias de gestoría”, como desde hace años ha venido sucediendo, y tolerado el “coyotaje” que tramita licencias de manejar, refrendos de concesiones de taxis y demás trámites tan antiguos como conocidos y productivo$... Y las imágenes en la rutina del Morelos atrapado en la inseguridad como el quid del asunto:  A partir de las diez la mayoría maneja rápido, mirando a los lados, espejeando atrás, alertas ante cualquier sospechoso, pasándose con precaución el rojo de los semáforos. Apenas lo ve, el conductor para junto al foco del portón de una casa particular; aprovecha porque a lo largo de la avenida el alumbrado público brilla por su ausencia. Avanza cuidadoso, escudriñando los espejos laterales y el retrovisor, temiendo que en cualquier momento le salga un delincuente en motocicleta. La inseguridad lo volvió precavido. A la mañana siguiente, conducir a su trabajo le lleva sesenta minutos, treinta topes y doscientos baches. Lo sabe porque ha tenido la curiosidad de contarlos y, acostumbrado a manejar echándole un ojo al gato y otro al garabato, da un volantazo para esquivar un hoyanco, pero son tantos y tan juntos que no puede evitar caer en otro, otro y otro. Observa a hombres y mujeres manejando entre baches y topes, sorteando a los peatones que cruzan la avenida, imprudentes, distraídos, con la mirada perdida, usando para hablar o mensajear los celulares como si nadie hubiera más que ellos y las calles fueran nomás para caminar y no hubiera coches. Ve a un sujeto sudando la gota gorda. Seguramente es chilango porque frena en la subida empinada y al reiniciar la marcha el auto se le va para atrás una y otra vez. Su mente es un torbellino que brinca de un tema a otro. Recuerda una plática reciente de amigos sobre que muy pocos pasajeros de rutas han tenido la buena suerte de no ser asaltados. Les roban teléfonos celulares, cientos pues los atracos son rutinarios a lo largo y lo ancho de Morelos, así que lógicamente hay un mercado negro de estos aparatos. Libra el enésimo bache, se acerca a su casa y piensa que Cuernavaca es, todavía, una ciudad habitable. Pero deduce: habitable, sí, pero ¿hasta cuándo?.. (Me leen  el lunes).

José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com

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