A pesar de su importancia, la tala indiscriminada de árboles es un proceso que ocurre todos los días en México, incluso en los lugares más remotos del campo. “Es una destrucción continua de la superficie forestal en entidades que poseen una gran riqueza natural”, afirmó Nieto Sotelo.
Los bosques mesófilos de montaña o de niebla son los que disminuyen a mayor velocidad por la deforestación. En comparación a las áreas boscosas de ese tipo que existían hace 100 años, hoy se registra menos del 10 por ciento. “De seguir con ese ritmo, en una década no habrá árboles como encinos y pinos, o helechos arborescentes”, señaló el especialista en biología molecular y genética de plantas.
Lo mismo ocurre con las selvas. Se estima que en Chiapas sólo queda entre 15 y 20 por ciento de la cobertura natural, el resto son ranchos ganaderos o cafetales; en tanto, en Tlaxcala sólo queda 15 por ciento de la vegetación nativa, mal protegida y con muchos daños.
Reforestación inteligente
Reforestar no es lo mismo que restaurar, esto último implica estudiar las especies que había en determinado lugar para tratar de devolverlas, mientras que la reforestación muchas veces es la sustitución de especies nativas por otras exóticas; es decir, no es una herramienta de conservación integral.
Todos los árboles son útiles, incluso los exóticos, pero debe fomentarse la regeneración de los que son propios del territorio para que los ecosistemas no se alteren, aconsejó Nieto Sotelo.
“Cuando se siembran árboles en centros urbanos, por costumbre se hace bajo una idea meramente estética o por capricho, sin saber su procedencia, lo que provoca mayor presión al lugar para mantenerlo vivo, y con ello se rompe el equilibrio ecológico”.
Un ejemplo fue la siembra de eucaliptos a principios del siglo XX, y posteriormente de jacarandas. “Aunque se hizo de manera bien intencionada, estas especies no son nativas; algunas ya se volvieron invasivas y empezaron a sustituir a las nativas, sobre todo en bosques naturales, lo que empobrece los ecosistemas”.
En ciudades mexicanas el promedio de especies vegetales exóticas en parques públicos es cercano al 75 por ciento; es decir, sólo 25 por ciento son nativas, el resto pertenece a otras regiones de América, a Asia, África o Australia. “No hay nada contra ellas, el problema es que su uso impone otro tipo de cuidados e impactos por su relación con las demás plantas, animales y microorganismos del suelo que habitan”.

 

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