Albania se ha convertido en el primer país en el mundo en nombrar a una ministra generada por inteligencia artificial. Se trata de Diella, una IA diseñada inicialmente como asistente virtual de servicios estatales en el portal eAlbania, que ahora ha sido promovida al cargo de “Ministra de Estado para la Inteligencia Artificial”. Su misión será supervisar los procesos de contratación pública y combatir la corrupción, uno de los problemas más arraigados en el país.

 

El nombramiento fue presentado ante el Parlamento, donde Diella apareció mediante pantallas con un avatar vestido con trajes tradicionales albaneses. Durante su primer discurso, la ministra virtual declaró: “No estoy aquí para reemplazar personas, sino para ayudarlas”, y defendió que los valores constitucionales no dependen de la biología, sino del compromiso con la transparencia, la responsabilidad y el servicio público.

 

La decisión, sin embargo, no estuvo libre de polémica. Varios legisladores de la oposición criticaron el nombramiento por considerarlo inconstitucional, ya que Diella no es una persona ni posee ciudadanía albanesa. Incluso algunos abandonaron la sesión parlamentaria en señal de protesta. A pesar de ello, el gabinete fue aprobado con 82 votos a favor de los 140 escaños.

 

La figura de Diella genera interrogantes sobre los límites de la tecnología en la política. ¿Quién supervisará sus decisiones? ¿Qué tan imparcial puede ser una IA en procesos sensibles como las licitaciones? Y, sobre todo, ¿qué implicaciones tiene el hecho de otorgar funciones de gobierno a una entidad no humana?

 

El contexto en que surge este experimento no es menor. Albania ha enfrentado durante años acusaciones de corrupción y problemas en la transparencia de sus adjudicaciones públicas. Con aspiraciones de ingresar a la Unión Europea, el gobierno busca proyectar una imagen de modernización y lucha contra las prácticas indebidas, y Diella aparece como una carta audaz en esa estrategia.

 

Aunque su nombramiento abre un debate ético y jurídico de gran alcance, también marca un precedente histórico: Albania se coloca como pionera en probar cómo la inteligencia artificial puede integrarse directamente en las estructuras del poder político. El tiempo dirá si este paso es un avance hacia la transparencia o una peligrosa apuesta que pondrá a prueba la democracia misma.

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