Los habitantes de Alaska intentan recuperar la normalidad tras los fuertes sismos que afectaron la región.

 

Aun así, los remezones dejaron a la gente nerviosa el sábado, y muchos habitantes temían ser víctimas de más temblores.

“Esto me preocupa mucho, y no devolverá nada a su lugar hasta que se calmen las cosas”, expresó Randall Cavanaugh, abogado que reside en Anchorage, tras una noche de desvelo. “Me despertaba a cada momento”.

Los habitantes al norte de Anchorage recibieron permiso de ausentarse el lunes o trabajar desde casa, a fin de reducir el tráfico en la Carretera Glenn, y permitir las obras de reparación.

Los carros que ya estaban en esa carretera prácticamente estaban inmovilizados el sábado.

El gobernador Bill Walker, quien abandona su cargo el lunes, les otorgó el día libre a los empleados públicos estatales a fin de aliviar la congestión vial.
 

“Aunque hemos progresado en reducir la congestión, debemos hacer más esfuerzos para aliviar el volumen”, declaró el administrador municipal Bill Falsey en conferencia de prensa.

 

Al día de hoy se viralizaron imágenes de una autopista que prácticamente fue destrozada por el fuerte sismo y que en tan sólo 4 días esta reparada en su totalidad.
 

El sismo de magnitud 7,0 no causó daños devastadores ni el derrumbe de edificios, pues el terremoto de 1964 — el más potente en la historia de Estados Unidos — llevó a las autoridades a adoptar normas de construcción más estrictas.

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