Miles de morelenses salieron a marchar el día de ayer en contra de la inseguridad que estamos viviendo en el estado, la columna de ciudadanos vestidos de blanco en su mayoría recorrió las calles de Cuernavaca para protestar porque la política de seguridad no les convence a los gritos de queremos paz, exigimos seguridad.
La verdad es que la ciudadanía común y corriente está molesta. Desde luego que ahí tuvimos a los que se sienten líderes, que pierden las elecciones, pero les gusta dárselas de que tienen control y se aparecieron para demostrar según ellos su liderazgo.
El objetivo de la marcha fue bueno. Luchar por la paz en la ciudad y el estado es algo que se necesita, pero la verdad es que los que se sienten líderes y han perdido la mayoría de sus elecciones sólo hacen el ridículo, siempre con un grupito de lambiscones, creen que son los creadores o los hacedores de la concentración, cosa que es totalmente falsa.
El ciudadano que asistió fue por convicción de que las cosas están mal, de que se siente inseguro en su ciudad y hasta en su misma casa, pues ahora te asaltan a domicilio, pero eso no quiere decir que apoye a los cartuchos quemados que quieren sobresalir.
La clase política en Morelos está muerta, algunos de los morelenses que tienen capacidad y son gente decente participaron, pero en cuanto a un liderazgo definido que atrajera a las masas, quizá sólo el del señor Obispo, que al principio estaba entusiasmado y al final se zafó y no asistió a la marcha.
Los demás que quieren hacerse los lideres no la hacen, para algunos ya pasó su momento y para otros no ha llegado; y por lo que vemos, no llegará.
La ciudadanía está cansada de lo que pasa todos los días, de los muertos diarios que las autoridades señalan son miembros de los carteles y de que es una lucha entre ellos; será como sea, pero a nadie le es agradable que en tu cara maten como si fueran animales salvajes a otro ser humano.
Nadie está contento porque, si sale de su casa, cuando regresa ya desapareció la mitad de sus cosas de valor; y menos satisfactorio es que entren a tu casa y te amarren, abusen de ti y de tu familia y aparte te roben y nadie dé con los rateros.
Nadie está contento con que lo asalten en la calle, hay miedo de salir porque en cualquier lugar, en el restaurante, taquería o gimnasio, entran de repente y matan al que está junto a ti, si tienes suerte de que no te toque.
A nadie le gusta que una de las víctimas sea su familiar o amigo de toda la vida y, con el pretexto de que andaba metido en algo, lo maten en tus narices.
Nadie puede vivir en paz cuando, en cuanto obscurece, hay que encerrarse y no abrirle la puerta a cualquiera, porque lo más probable es que te asalten al menos para quedarse con la cartera o el celular. O que dos individuos con pistola en mano a plena luz del día, en una moto sin placas, te asalten cuando vas en tu vehículo.
Por esas razones la gente marcha, no por el llamado de los que se quieren hacer líderes a fuerza; no por ellos la gente salió a marchar, es porque las cosas no mejoran y la inseguridad cada día la siente más cerca.
La estrategia, digan lo que digan, no ha dado resultados y los ciudadanos ya están cansados. Es más, ya hay un movimiento en ciernes que está difundiendo la propuesta de no pagar impuestos mientras la seguridad no mejore.
La verdad, estamos cansados de una legislatura que se gasta más de 400 millones de pesos sin hacer nada. Bueno, sus integrantes ni siquiera saben ponerse la ropa, no digamos expresarse, hablan en plural y singular al mismo tiempo, con faltas de ortografía; tienen una incapacidad crónica, son los representantes del pueblo y no sirven para nada concreto en sí.
Son “buenos” para declarar y malos para trabajar, pero -eso sí- millones y millones de pesos desaparecen sin sentido.
De la mentira y la farsa estamos cansados igual que de no poder vivir en paz. Lo único que el ciudadano quiere es paz, nada más. Alguien lo entenderá, difícil. ¿No cree usted?
Teodoro Lavín León
totolavin@outlook.com