La luna de miel con el nuevo gobierno se acaba, y después de Navidad y Año Nuevo comenzará ya la verdad en el trabajo que el Gobierno del Estado desarrollará en la administración de Morelos, pues el final de ésta se percibe y empieza a haber rumores de desesperación por el problema que sigue vivo, y que no ha cedido, que es la inseguridad galopante que vemos todos los días.
Morelos no deja de aportar a nivel nacional sus muertos todos los días, y hasta se nos ha hecho costumbre, y si platicas con los habitantes de Cuernavaca, ya no se reúnen en alguna cena, sino en comidas, porque cuando empieza a oscurecer todos tratan de regresar a sus hogares. Si bien es cierto que han detenido a varios integrantes de la delincuencia, también es cierto que los asesinos hacen lo que quieren; ayer me comentaba un amigo, que tenía que pasar por un centro comercial en taxi para ir a su consultorio, cuando enfrente de ellos un motociclista vacío la pistola al ocupante de un puesto, el que quedó tirado en la acera sin vida; éste y muchos ejemplos más vivimos en Morelos, particularmente en Cuernavaca, y que detengan a dos jóvenes delincuentes la verdad que es bueno, pero eso no soluciona el problema. Necesitamos inteligencia real para detener a los criminales, pero si todavía no nos pueden permitir sacar una licencia de manejo, mucho menos existe un verdadero trabajo de inteligencia policial, que es a lo que se deberían de dedicar las autoridades y dejar de intervenir nuestros teléfonos a lo tonto. El inicio del nuevo año empezará con la cuesta de enero, lo que traerá falta de recursos a muchos que gastan de más en estas fiestas, y la economía presionará a la delincuencia a dar el mayor número de golpes posibles.
Desde luego que también influirá en el ánimo del ciudadano el ver si en verdad se detienen a los ex funcionarios a los que les echan la culpa de la falta de recursos en este fin de año; si no hay detenidos y se aplica la justicia, la credibilidad del régimen se irá perdiendo de forma acelerada.
Esperemos y veamos de qué está hecho este nuevo gobierno, y al mismo tiempo esperemos dejen en paz la rivalidad de los grupos internos, que ya está en el conocimiento de todos la manera en que se golpean desde adentro.
La crisis en las cárceles del estado de Morelos ha generado un gran reto para el gobierno de Margarita González Saravia. Por décadas, estas prisiones han sido consideradas “universidades del crimen”, debido a la falta de programas de industria penitenciaria y reinserción social que permitan que los ex convictos, al terminar su condena, puedan reintegrarse a la sociedad y, principalmente, a la vida productiva.
Las cárceles en Morelos han sido vistas, más bien, como “cajas chicas” de los gobiernos, debido a la enorme captación de recursos económicos por los “servicios” que supuestamente se prestan. Ahí hay que pagar por todo, inclusive hasta por permanecer en calma durante el proceso y sentencia; las visitas los domingos y, por supuesto, por los privilegios que tienen algunos de los internos, como celulares, ventiladores, televisores, etcétera, etcétera.
En las últimas cuatro décadas, el sistema carcelario en Morelos se ha sumergido en los pantanos de la corrupción, impunidad, autogobierno, hacinamiento y violación de los derechos humanos. En el 2000, el entonces gobierno estatal, anunció con “bombo y platillo” la apertura y traslado de internos a la cárcel estatal en Atlacomulco en Cuernavaca. Las autoritarias penitenciarias argumentaron que se trataba de un Centro de Reinserción Social con características de Alta Seguridad y con la infraestructura adecuada para lograr una adecuada reinserción social. Hoy es una isla de la impunidad. Su infraestructura es obsoleta y en su interior se “enjuagan” las más oscuras negociaciones entre directivos y auto gobierno para que la población, así como sus familias que visitan el lugar, gocen de mediana tranquilidad.
Desmantelar viejas prácticas en temas de corrupción, violación a los derechos humanos e impunidad, no será sencillo. La falta de oportunidades laborales, la pobreza y la inseguridad han llevado a muchos jóvenes a caer en la delincuencia y la adicción, y por ende a caer en prisión, donde hasta el momento no encuentran una rehabilitación que les permita que al lograr su libertad puedan acceder a una vida normal.
A la salida del anterior gobierno, encabezado por Cuauhtémoc Blanco Bravo, quedó al descubierto un sinnúmero de irregularidades en la Cárcel de Atlacholoaya, así como en prisiones distritales, donde se obtenían millones de pesos por el pago de privilegios, e inclusive sólo por ingresar los domingos a la visita de familiares a sus internos.
La crisis de readaptación social en Morelos también se refleja en la falta de programas y servicios para la rehabilitación y reinserción de personas que han cometido delitos. Muchos de estos programas han sido recortados o eliminados, debido a la falta de recursos y la priorización de otros temas.
La sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales han sido fundamentales en la lucha contra la delincuencia y la adicción en Morelos. Sin embargo, estas organizaciones también enfrentan desafíos debido a la falta de recursos y la burocracia.
El Gobierno del Estado de Morelos ha anunciado planes para abordar la crisis de readaptación social, incluyendo la creación de programas y servicios para la rehabilitación y reinserción de personas que han cometido delitos. Sin embargo, es importante que se garanticen los recursos y la implementación efectiva de estos planes.
La crisis de readaptación social en Morelos es un problema complejo, que requiere una solución integral. No sólo el cambio o rotación de funcionarios carcelarios, sino que es importante que se involucren todos los sectores de la sociedad, incluyendo el gobierno, la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales.
La falta de oportunidades laborales y educativas es uno de los principales factores que contribuyen a la delincuencia y la adicción en Morelos. Es importante que se creen programas y servicios que brinden oportunidades a jóvenes y adultos para que puedan desarrollar habilidades y encontrar empleo.
En conclusión, la crisis de readaptación social en Morelos es un desafío que requiere la atención y la acción de todos los sectores de la sociedad. Es importante que se garanticen los recursos y la implementación efectiva de planes y programas para abordar esta crisis y brindar oportunidades a jóvenes y adultos para que puedan desarrollar habilidades y encontrar empleo.
Es fundamental que organizaciones civiles, defensoras de los derechos humanos, entre otras, observen cuidadosamente lo que está ocurriendo en las prisiones de Morelos, debido a que hace algunos días el gobierno entrante descubrió que organizaciones delictivas al dentro de las cárceles son quienes están a cargo de delitos que se dan al exterior, como la extorsión, secuestro y robo a mano armada. ¿No cree usted?
Felicidades a mi amigo Audel Urbina Serrano por la presentación de su libro, “Afromexicanos: la perspectiva de un negro”, al cual le agradezco al deferencia de solicitarme presentarlo en el Congreso del Estado; se trata de una interesante investigación sobre esa fracción de ciudadanos mexicanos descendiente de africanos.
Las opiniones vertidas en este espacio son exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, la política editorial de Grupo Diario de Morelos.