Un guerrero, un gigante, un guardián… Así es como en la poesía ha sido retratado el Popocatépetl, y precisamente así es como la gente de Tetela del Volcán ve a esta montaña humeante, muy alejado de la idea de vivir, literalmente, junto a una bomba de tiempo.

Miguel Arenas, promotor y difusor cultural de Tetela del Volcán, asegura que la gente de esta región ya está acostumbrada a que Don Goyo, o Gregorio Chino Popocatépetl, como también le llaman los lugareños, tenga señales de actividad.

“Desde que naces te acostumbras al lugar donde vives y para nosotros, tener al guardián Popocatépetl, pues es eso, es un guardián a final de cuentas, para nosotros no es símbolo de espanto o de alarmarnos, sino todo lo contrario, nos sentimos bendecidos acá tan cerca de él”, señala.

Miguel afirma que, contrario a lo que se piensa, los tetelenses ven con tranquilidad estas manifestaciones de la naturaleza y consideran que el volcán está expulsando aquello que no le sirve, en lugar de acumularlo. 

La conexión que tiene la gente de Tetela del Volcán con el coloso es tal que, incluso, le rinden ofrendas y realizan rituales de petición de lluvias.

“Hay un grupo de personas que se dedican a realizar ritual de petición de lluvias, se les conoce como temperos o tiemperos, estas personas, dentro de ellos hay personas ‘videntes’ que hablan con él, que incluso prestan su cuerpo para poder hablar con él”.

Es en medio de este misticismo que también surge un nombre más, muy poco conocido para el resto de la gente, que le atribuyeron al volcán.

“Se le llama Gregorio o Don Goyo, pero también se le conoce como el Divino Rostro, que el Divino Rostro, prácticamente para estas personas, es Cristo mismo”, nos cuenta Miguel.

Cada 12 de marzo, de acuerdo con el calendario, tanto los tetelenses como vecinos de Puebla y Estado de México, festejan a Gregorio llevando ofrendas al volcán.

“Se le lleva bastante fruta, se le lleva comida, es muy importante mencionar el tipo de comida que se le ofrenda, por lo regular es tanto mole verde como mole rojo, ya que es considerado como un platillo de fiesta para los pobladores”, cuenta Miguel.

“En ese sentido del misticismo y de la fe, por los ingredientes que lleva, es un alimento que se le dona, en este caso se ofrenda a los espíritus, entonces se les ofrenda el mole, se les ofrenda pulque, bebida y en algunos poblados a veces también llevan o exponen lo que es un vestuario de guerrero”.

Este tipo de ofrendas también se realizarían en diciembre, ya que las historias que se cuentan en Tetela señalan que el volcán se “enojaba” de no tener un festejo cuando estaba cerrando el año y es por ello que coinciden los periodos de mayor actividad en este mes.

Aquí nacieron, y aquí morirán

Al igual que muchos tetelenses, Miguel recuerda claramente las veces que el volcán ha estado a punto de hacer erupción.

“Yo era niño en ese entonces, justamente en el paraje donde estamos ahorita, se escuchaba en el poblado un estremecido en la tierra, un rugido en la tierra tan fuerte como cuando está hirviendo el agua en su máximo punto de ebullición, así se escuchaba y en ciertas barrancas de la zona se escuchaba todavía más. Bajaba el olor a azufre y muchas personas sí se alertaron, principalmente los niños”.

También recuerda que para las personas mayores era un espectáculo digno de admiración y que muchas se negaron a dejar sus hogares a pesar de las recomendaciones de autoridades por el riesgo que había.

“Algunos dicen que estamos acostumbrados, siempre te preguntan, ¿no les da miedo vivir ahí muy cerquita? (…) realmente creo que nos hemos acostumbrado, nuestros abuelos nos han dicho siempre que el volcán siempre ha estado así como en esa actividad y siempre nos dicen que nunca hace nada”, cuenta Lauro Álvarez Reyes, también habitante de Tetela del Volcán.

A pesar de estar consciente del riesgo de ser “vecino” del Popocatépetl, Lauro asegura que este es su lugar de origen y aun cuando tuviera que evacuar algún día, siempre regresaría a Tetela.
Con esa misma ideología creció Miguel, quien afirma que en caso de que el volcán entrara en erupción, no dejaría la tierra que lo vio nacer. 

 

Radio de seguridad

En Morelos se maneja un radio de seguridad de 12 kilómetros, donde no hay ninguna población, y en caso de una erupción se estima que el material piroclástico llegue hasta los 3.5 o 4 kilómetros de distancia.

Población a evacuar

Alto riesgo:
18,015 

Riesgo medio: 
57,252 

Bajo riesgo:
16,811 

-Existen 5 rutas de evacuación

-23 millones de personas viven en un radio de 100 km alrededor del Popocatépetl.

-Está a  63 km. de Cuernavaca

LUIS F. PACHECO / local@diariodemorelos.com
 

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