En un caso que ha estremecido a la opinión pública, una mujer ecuatoriana de 31 años, Kristel Candelario, ha sido condenada a cadena perpetua por un juez de Ohio tras dejar morir a su bebé de 16 meses mientras ella se fue de vacaciones el año pasado. Candelario admitió su culpabilidad ante el tribunal.
Los hechos desgarradores se remontan a cuando Candelario abandonó a su hija, Jailyn, durante al menos 10 días mientras ella viajaba por Detroit, Puerto Rico y Michigan. La bebé fue encontrada muerta en su hogar, envuelta en cobijas y cubierta de materia fecal, tras haber fallecido de hambre y deshidratación severa, según lo determinó la autopsia.
Cleveland, Ohio -
Kristel Candelario lounges on Puerto Rican beach after abandoning infant daughter for 10 days & letting her die of hunger in her crib - pic.twitter.com/ovF9Lg7I0n— Blanche Victoria (@tammytabby) February 24, 2024
El juez Brendan Sheehan, al dictar la sentencia, expresó duras palabras hacia Candelario: "Así como no dejaste salir a Jailyn de su encierro hasta que murió, así también deberías pasar el resto de tu vida en una celda sin libertad. La única diferencia será que la prisión al menos te alimentará y te dará líquidos que la negaste a ella".
Candelario enfrentó cargos por homicidio imprudencial, lo que resultó en la condena de cadena perpetua, así como por poner en peligro a una menor de edad, delito por el cual se le impusieron ocho años de prisión.
En la audiencia estuvieron presentes los abuelos de la víctima, quienes, según el reporte de El Universo, pidieron comprensión y evitar satanizar a la madre, recordando que "todos han pecado ante Dios".
Por su parte, Candelario reconoció estar arrepentida y llena de tristeza por la muerte de su hija. En sus palabras ante el tribunal, citadas por TC Televisión, expresó: "Todos los días le pido perdón a Dios y a mi hija Jailyn. Soy una persona creyente de Dios y reconozco hoy que todos y todas en muchas ocasiones somos tentados por el enemigo. Dios y mi hija me han perdonado, quisiera pedir perdón también a mi hija Amaia y a mis padres".
La defensa de Candelario argumentó que su clienta sufría problemas mentales, aunque estas alegaciones fueron desechadas por el tribunal.
Este caso es un triste recordatorio de la importancia de la responsabilidad parental y la protección de los más vulnerables en la sociedad.
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