Las personas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) -anorexia y bulimia nerviosa, así como afecciones por atracones- son solo el iceberg, pues hay quienes no cumplen con los criterios para ser diagnosticados con estos problemas, pero realizan acciones riesgosas como ayunos, dietas restrictivas, vómitos, ejercicio en exceso para bajar de peso, entre otras.
Así lo expone la académica de la División de Estudios de Posgrado e Investigación de la Facultad de Psicología de la UNAM, Karla Edith González Alcántara, quien agrega:
“Estos comportamientos se asocian al futuro desarrollo de los TCA, los cuales generan consecuencias físicas y se relacionan con baja autoestima, niveles altos de ansiedad, depresión, por ejemplo”.
Implican que las personas no coman y además hay problemas físicos y psicológicos asociados a estos. La gente tampoco acude a tratamiento, lo que significa que las prevalencias que vemos están por debajo de lo que realmente tenemos como enfermedad a nivel nacional y mundial, asegura la experta universitaria.
Las mujeres jóvenes son las más vulnerables y aunque los hombres también los presentan, es en menor medida. Se estima que por cada 10 personas con estas problemáticas hay un varón y nueve mujeres.
Subraya que también niñas y niños presentan conductas de riesgo alimentario y que es importante atenderlos, pues aún están en desarrollo físico y una mala alimentación puede afectarlos más.
González Alcántara comenta que pese a los intentos para disminuir y prevenir estas perturbaciones -campañas informativas, tratamientos diversos de los profesionales de salud- siguen en aumento.
De hecho, son de las alteraciones mentales con mayor cantidad de recaídas, debido al estigma que existe hacia la salud mental.
EFECTOS
Las consecuencias pueden ir desde cansancio, problemas en la piel, anemia, osteoporosis, presencia de lanugo -vello que crece tras perder calor, por no comer en largos periodos-, hasta infartos, entre otros.
La experta universitaria expone que la anorexia es cuando la persona tiene un alto rechazo a comer o restringe su dieta de una manera elevada, presenta peso por debajo de lo esperado para su edad y tiene alteraciones respecto a la percepción de éste.
La bulimia se relaciona con la sensación de pérdida de control al comer y a cuestiones emocionales como vergüenza, culpa y pena. Por ello, los pacientes desarrollan conductas compensatorias como hacer ejercicio en exceso, tomar laxantes o diuréticos.
El trastorno por atracón consiste en que las personas se dan atracones, pero no llevan a la práctica conductas compensatorias. Algunas consecuencias son el sobrepeso u obesidad por la ingesta alta de alimentos.