En un caso que ha generado conmoción, una familia enfrentó una cruel extorsión al intentar recuperar el peluche de su hijo con Trastorno del Espectro Autista (TEA). El peluche, un oso gris llamado "Tito", no es sólo un juguete, sino una herramienta esencial para la regulación emocional del niño, Ramiro. Este incidente, reportado el 22 de mayo de 2025, y ocurrido en Tunuyán, Mendoza, Argentina, ha puesto de relieve la vulnerabilidad de familias con niños autistas y la falta de empatía en ciertos sectores de la sociedad.

Antecedentes del caso

Ramiro, un niño con TEA, perdió su peluche de apego en un parque local de Tunuyán, una ciudad en la provincia de Mendoza, Argentina. Para los niños con autismo, los objetos de apego como "Tito" son fundamentales, ayudando a manejar la ansiedad y mantener rutinas diarias. Desesperados por recuperarlo, la familia ofreció inicialmente una recompensa de 100.000 pesos argentinos (aproximadamente 1 mil 700 pesos), un monto significativo considerando el contexto económico local del país sudamericano.

Desarrollo de la extorsión

La situación tomó un giro dramático cuando una pareja que encontró el peluche contactó a la familia. En lugar de devolverlo por la recompensa ofrecida, exigieron 200.000 pesos argentinos (3 mil 400 pesos mexicanos) y amenazaron con "hacer desaparecer" el peluche si no se cumplía con su demanda. Estas amenazas, incluidas en mensajes como "Vamos a desaparecerlo", generaron una presión emocional intensa en los padres, quienes temían el impacto en la salud mental de Ramiro.

Las negociaciones fueron descritas como agotadoras, con constantes cambios en las demandas y un trato despectivo por parte de los extorsionadores. Estas se llevaron a cabo a través de llamadas telefónicas y mensajes de WhatsApp, prolongándose durante horas. Finalmente, la familia accedió a pagar una suma menor a la exigida, aunque el monto exacto no fue revelado. El intercambio del peluche ocurrió en una casa en el barrio Bombal de Tunuyán.

Reacciones de la familia

La madre, Ayelén, expresó su profundo alivio tras recuperar el peluche, destacando su importancia para Ramiro. En declaraciones a medios, agradeció el apoyo de la comunidad y los medios, que ayudaron a difundir la búsqueda. Sin embargo, decidió no revelar la identidad de los extorsionadores, citando razones humanitarias. Según Ayelén, los extorsionadores justificaron su acción alegando su difícil situación económica y el cariño que sus propios hijos le habían tomado al peluche durante el tiempo que lo tuvieron.

Respuesta de la comunidad y redes sociales

La noticia generó una oleada de indignación en la comunidad local y en plataformas como X. Usuarios compartieron la historia, criticando la falta de empatía de los extorsionadores. X posts de cuentas como elcucodigital, ClauNaj, MendozaPost y MendozaToday ayudaron a difundir el caso, generando solidaridad con la familia. Muchos destacaron la crueldad del acto, especialmente considerando la vulnerabilidad del niño involucrado.

Contexto adicional y reflexión

Este incidente, reportado el 23 de mayo de 2025, ha puesto de relieve no sólo la importancia de los objetos de apego para niños con autismo, sino también los riesgos que enfrentan las familias en situaciones de vulnerabilidad. La decisión de Ayelén de no identificar a los extorsionadores ha generado debate, con algunos apoyando su postura humanitaria y otros abogando por acciones legales. Hasta el momento, las autoridades locales no han emitido declaraciones oficiales sobre el caso, dejando abierta la posibilidad de investigaciones futuras.

La historia también ha resaltado el papel de los medios y las redes sociales en amplificar casos de injusticia, movilizando a la comunidad en apoyo a la familia. Sin embargo, también ha expuesto la necesidad de mayor conciencia sobre la protección de familias con miembros vulnerables, especialmente en contextos de crisis económica.

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