Un cuervo, de plumas muy negras y brillantes, se encontró un día unas cuantas plumas de pavo real en el suelo. Se quedó prendado con tanto brillo y color, y decidió tomarlas prestadas para ver qué tal le quedaban. Así, el cuervo se fue colocando las plumas de pavo real en la cola.
– ¡Oh! ¡Qué hermoso!- pensó el cuervo- ¡Estoy mucho más guapo! Sin duda, es mucho mejor ser pavo real.
El cuervo, convencido de que prefería ser un hermoso pavo real a un cuervo negro, se fue a presumir delante de sus compañeros:
– ¡Mírenme bien! - dijo el cuervo disfrazado de pavo real -¿No parezco más guapo hoy? He decidido ser un hermoso pavo real.
Los demás cuervos, sorprendidos y algo ofendidos, le dieron la espalda y siguieron a los suyo. Así que el cuervo, sin pensárselo más, salió volando en busca de sus nuevos compañeros.
El cuervo se encuentra con los pavos reales
El cuervo llegó hasta el lugar en donde estaban los pavos reales, y les dijo:
– ¡Amigos! ¡Soy su nuevo compañero!
Y los pavos, mirándole bien de arriba a abajo, comenzaron a reír.
– ¡Ja,ja,ja! ¡Pero si eres un cuervo! Anda, vete ahora mismo, vuelve con los tuyos y quítate esas plumas. Tú nunca podrás ser un pavo real.
El cuervo, triste, se quitó las plumas y volvió con sus compañeros los cuervos, pero entonces, estos le rechazaron:
– No quisiste formar parte de nuestro grupo, así que largo de aquí.
Y así fue como el cuervo, por querer ser quien no podría ser nunca, se quedó solo y sin amigos.

¿Cuál es la moraleja de la historia?

 

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