En un desarrollo sorprendente en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, el presidente Donald Trump y el líder venezolano Nicolás Maduro sostuvieron una llamada telefónica el 21 de noviembre de 2025, según confirmaron ambos mandatarios este miércoles.
Esta conversación se produce en un contexto de alta tensión, marcado por acusaciones de narcotráfico, migración masiva y disputas electorales en Venezuela.
Detalles de la llamada
Trump describió la llamada como breve, afirmando que le dijo "un par de cosas" a Maduro, sin entrar en detalles específicos.
Por su parte, Maduro la calificó de "cordial" durante un discurso en la televisión estatal venezolana, expresando esperanza en que pueda abrir la puerta a un "diálogo respetuoso" entre Washington y Caracas.
El líder venezolano enfatizó la necesidad de manejar asuntos diplomáticos con prudencia, evitando la "diplomacia de micrófono", y rechazó revelar más detalles para preservar el respeto mutuo.Sin embargo, reportes indican que la conversación incluyó un ultimátum por parte de Trump, quien habría exigido a Maduro que renunciara al poder de inmediato, ofreciendo paso seguro para él, su esposa y su hijo a cambio.
Maduro rechazó la propuesta y, según fuentes, presentó contraexigencias como una "amnistía global" para él y sus aliados, inmunidad internacional contra procesos judiciales y el mantenimiento del control sobre las fuerzas armadas venezolanas.
La llamada fue mediada por Brasil, Qatar y Turquía, y no ha habido una segunda conversación a pesar de la solicitud de Maduro.
Contexto de las tensiones
Las relaciones entre EE.UU. y Venezuela han empeorado bajo la administración Trump, quien ha intensificado la presión militar y diplomática contra Maduro.
Trump acusa al gobierno venezolano de facilitar el narcotráfico, designando al "Cartel de los Soles" –supuestamente liderado por Maduro– como una organización terrorista extranjera.
Además, culpa a Maduro por la migración masiva de venezolanos hacia EE.UU., estimando que cerca de ocho millones han huido del país desde 2013 debido a la crisis económica y la represión política.
En respuesta, EE.UU. ha desplegado una fuerza naval significativa en el Caribe, incluyendo portaaviones y destructores, en la mayor operación desde la invasión de Panamá en 1989.
Esto ha incluido ataques a embarcaciones sospechosas de narcotráfico en aguas internacionales, resultando en más de 80 muertes, y el cierre total del espacio aéreo venezolano un día después de que expirara el supuesto ultimátum.
Maduro, por su parte, denuncia estas acciones como un pretexto para derrocarlo y apoderarse de las reservas petroleras de Venezuela, las más grandes del mundo.
El trasfondo incluye las elecciones presidenciales venezolanas de 2024, consideradas fraudulentas por EE.UU. y otros países, donde la oposición afirma que Edmundo González ganó por amplio margen, pero Maduro fue declarado vencedor por el consejo electoral controlado por su partido.
González se encuentra en exilio, y Maduro mantiene el control de las instituciones clave, incluyendo el ejército y la policía.Reacciones y posibles implicacionesTras la llamada, Trump convocó a altos funcionarios de seguridad a la Casa Blanca, lo que sugiere una revisión de la estrategia hacia Venezuela.
Maduro, en un mitin en Caracas el 1 de diciembre, reafirmó su lealtad al pueblo venezolano y su rechazo a una "paz de esclavos" o condiciones coloniales, enfatizando la soberanía y la igualdad en cualquier diálogo.
Expertos en narcotráfico señalan que Venezuela es principalmente un punto de tránsito para drogas producidas en otros países, como la cocaína de Colombia, y que el rol en el fentanilo es mínimo, dominado por organizaciones mexicanas.
Analistas militares advierten que el despliegue estadounidense podría escalar a operaciones terrestres, aunque opciones como conversaciones en Cartagena, Colombia, han sido propuestas por el presidente Gustavo Petro.
Esta llamada representa un posible punto de inflexión en la crisis diplomática, pero las acciones militares y las acusaciones mutuas sugieren que las tensiones persistirán. La Casa Blanca y el gobierno venezolano no han comentado oficialmente sobre los detalles específicos de la conversación.
